La Fragua de Vulcano, el bar musical que permanecía precintado en la calle Mayor desde el pasado 21 de diciembre de 2011, volvió a reabrir ayer sus puertas después de que la Junta de Castilla y León eliminará la famosa ley de los 25 metros que limitaba en municipios de más de 1.000 habitantes la apertura de nuevos bares o establecimientos hosteleros cuando ya existía otro a una distancia inferior a 25 metros. Casi ocho meses desde su apertura, a principios del mes de diciembre, ha tenido que esperar Alberto Fernández, el joven emprendedor propietario de este establecimiento para poder ver su negocio abierto definitivamente y con las pertinentes licencias medioambientales y de apertura de bar musical en toda regla.
La historia de esta problemática, que ha tenido gran repercusión en el municipio, comenzó casi con la construcción del edificio donde se albergaría el bar musical, cuando el bar colindante y la comunidad de vecinos presentaron alegaciones contra la apertura de este negocio. A principios del mes de diciembre de 2011 y tras varios meses de inactividad, el bar abría sus puertas. Entonces una denuncia del propietario de Mejillonera Roque provocó que la Policía Municipal procediera al cierre y precinto del local musical el día 21 de diciembre. Fecha desde la cual ha estado clausurado.
Una fiesta con un cortador de jamón dio inicio a esta segunda etapa y definitiva de la Fragua de Vulcano que espera convertirse pronto en un lugar de referencia de la hostelería riosecana. Alberto Fernández su propietario se encontraba “tremendamente satisfecho y orgulloso”. “Al final se nos ha dado la razón y hemos podido abrir nuestro negocio, que dará trabajo a tres personas con contrato fijo, y a algunos jóvenes más contratados por horas”, explicaba el joven emprendedor, quien confiesa que lo ha pasado “muy mal” en los últimos meses.
No obstante, desde la familia de los propietarios entienden que se ha cometido una injusticia con ellos y desde hace casi 20 meses esperan la sentencia del Contencioso Administrativo interpuesto contra el Ayuntamiento de Medina de Rioseco por lo que consideran afectados por un trato “discriminatorio”. “Estamos convencidos de que la justicia nos dará la razón y tendrá que haber una indemnización por este cierre”, dice Fernández, que agradece el esfuerzo a su familia que le ha apoyado en estos difíciles meses “de impotencia”.
“Queremos trabajar todos los horarios. Comenzaremos a las diez de la mañana con varios tipos de ofertas de desayunos, por supuesto el vermú y por la tarde nos queremos especializar en copas especiales y preparadas. Los fines de semana además trabajaremos la noche y ya tenemos algunas ideas pensadas”, explica Alberto Fernández, quien entiende este negocio como “un complemento nocturno” al bar musical de El Torno, que también regenta.
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