
En el riosecano Registro de la Propiedad y con fecha de 1914, figura como su primera propietaria doña Javiera Blanco Álvarez, especificando que la vivienda era parte de la herencia recibida de su madre, doña María Antonia Álvarez Alonso, que a su vez la había heredado de sus padres, don Antonio Álvarez Yáñez y doña Francisca Javiera Alonso Cantón.

El origen de esta dinastía estaba en la localidad de Villamañán, aunque el matrimonio formado por Juan Álvarez Huerta y Antonia García era natural y vecino de Tudela de Duero. En dicho municipio Juan Álvarez regentaba el oficio de escribano de número. Dos de sus hijos, Ángel y Mariano, fueron comerciantes (con negocios en España y América) y trasladaron su residencia a Medina de Rioseco, en la segunda mitad del siglo XVIII, donde se dedicaron también a la industria textil. Ángel Álvarez García, en concreto, fue además de familiar del Santo Oficio y regidor de nuestra ciudad. Se dedicó al lucrativo negocio de la fabricación de mantas para el ejército, para cuya empresa llegó a solicitar (infructuosamente) en 1794, la cesión del cuartel de caballería situado junto al arco de Ajújar, que en ese año ya se encontraba abandonado.

Hijo de Ángel Álvarez fue Antonio Clemente Alonso Yáñez, nacido en Medina de Rioseco en 1733 y casado con Javiera Alonso Cantón, natural de Valderas. Antonio trasladó su residencia a Madrid y obtuvo en la corte el título de Gentilhombre de Cámara con ejercicio, durante el nefasto reinado del infame Fernando VII.
Hijos de Antonio y Javiera fueron, entre otros, Ángel Juan Álvarez Alonso, senador, secretario de la reina Isabel II y primer Marqués de Valderas, de quien ya trajimos su biografía a esta sección de LA VOZ DEL AYER. Y hermana de Ángel fue María Antonia Álvarez, casada con el labrador y comerciante riosecano Ezequiel Blanco, padres ambos de Javiera Blanco Álvarez, inscrita en el Registro como primera propietaria del histórico y blasonado inmueble.
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