Fiesta para recibir al Cristo de las Puertas

El Barrio del Arco de San Sebastián celebró a su patrón con música, limonada y una procesión
La fiesta, como es habitual, se celebra en Rioseco cada segundo domingo de octubre

Fotos: Fernando Fradejas y David Carpintero

Segundo domingo de octubre o, mejor, como marcan los estatutos antiguos quinto domingo después de la celebración de la Virgen de Castilviejo: Fiesta del Cristo de las Puertas. Esta entrañable festividad ha sido vivida por el popular barrio riosecano con intensidad. El sábado, como es habitual, la música, la limonada, el chorizo frito y la hoguera amenizaron las vísperas celebradas por la hermandad, que agrupa a cerca de 80 cofrades.

Este domingo es día de Fiesta en el Barrio de San Sebastián. La maniobra es complicada. Bajar la talla del crucificado por esas escaleras no es tarea fácil. Pero los cofrades del Cristo de las Puertas permiten que el venerado Cristo salga a la luz y recorra las calles a ritmo de dulzaina y tamboril. La popular procesión va tomando forma y los hermanos y hermanas alumbran con devoción con unos sencillos faroles de hojalata.

La comitiva, con el alcalde y algunos concejales, va camino de Santa María donde se celebrará –como es habitual- la misa. Delante, Álvaro Pastor porta la Vara Mayor. Es el Mayordomo. Se apuntó en el año 1992 junto a su hermano Jesús que, precisamente, fue mayordomo el pasado año y en esta edición porta el banderín. “Es un día de mucha ilusión y orgullo”, asegura.

Pastor sigue la saga familiar, su padre también es cofrade del Cristo de las Puertas. “Mi cometido es, además de portar la Vara, limpiar la ermita, ofrecer un desayuno en casa y después de la procesión un refresco”. Álvaro se muestra orgulloso de ser el mayordomo. La cara de felicidad de sus padres al ver a Vara y Banderín lo dice todo. Otra escena familiar y muy emotiva es la protagonizada por Ángel García Junquerillo, número uno de la hermandad, que acude a la procesión de la mano con su nieto Aimar, el más joven de la cofradía.

En la calle de los Huesos se produce en un emocionante encuentro. La centenaria Victorina Rivas sale a la ventana de su casa. Con la misma devoción de siempre. Se persigna y musita una oración. Antaño siempre salía a su puerta y se arrodillaba para mostrar veneración al Cristo del que es Devota desde hace varias décadas. La cofradía sabe reconocer con cariño el fervor de Victorina y gira el paso hacia su ventana. Durante unos instantes detienen la procesión. Un tiempo suficiente para que la centenaria rece a su Cristo.

Tras la misa en el templo de Santa María, presidida por el párroco Juan Carlos Fraile, la procesión se reanuda. Ahora será la calle Mayor y la de San Juan las elegidas para el regreso. El grupo de Danzas Ciudad de Rioseco obsequia al Cristo con sus bailes. Es un día de fiesta en el barrio y eso se nota cuando El Cristo de las Puertas llega hasta el Arco de San Sebastián donde, en la capilla superior, reposa todo el año.

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