Paremos la actividad habitual, cambiemos de ritmo, soñemos con otro destino real o imaginario por un breve tiempo. Es el verano, son las vacaciones. En muchos lugares, junto al mar o en el interior de España, se celebran ciclos o pequeños festivales de cine. También es el momento de los cines al aire libre. Lo que propongo al lector a continuación es compartir con él un descubrimiento cinematográfico: el del cineasta y animador Karel Zeman y sus películas Una invención diabólica, El dirigible robado y Viaje a la prehistoria.
Un descubrimiento que en parte es un redescubrimiento, pues en el caso de Una invención diabólica recuerdo vagamente haber visto la película hace bastantes años en la SEMINCI, en algunos de los ciclos sobre animación checoeslovaca que programaba, en sus inicios sobre todo, Fernando Lara -su director-, donde también pudimos ver las obras de animación de Jirí Trnka o Jan Svankmajer, entre otros.
Karel Zeman en un cineasta checo que se especializó en el cine de animación, usando no solo el dibujo, sino otros objetos de tres dimensiones que utilizaba junto a los efectos ópticos para construir sus filmes (fotoanimación o stop-option). Pero su aportación fundamental es la combinación de la animación con el uso de actores de “carne y hueso” a los que “incluye” en decorados propios de una escena de animación. Ahora los espectadores estamos acostumbrados a esa posibilidad, pero a mediados del siglo XX era una auténtica revolución. Y otra particularidad de Zeman fue su amor a los grabados en blanco y negro que en el siglo XIX ilustraban buen aparte de los libros, sobre todo los de aventuras. Un ejemplo típico es el de los libros de Jules Verne que tanto en sus ediciones originales, como las que se han reeditado en los últimos años (Alianza Editorial, RBA…), suelen conservarlos total o parcialmente.

Para los especialistas, lectores y fans de Julio Verne, hay un Verne inicial optimista con el progreso que trae la revolución científico-técnica del siglo XIX, y uno final pesimista y hasta catastrofista sobre el alcance autodestructivo para la humanidad de algunas de las invenciones. Este último Verne es el recogido por la versión cinematográfica de Karel Zeman: un personaje siniestro y millonario (el conde Artigas) secuestra a un científico despistado e ingenuo -y a su ayudante- que ha descubierto un explosivo de “destrucción masiva” (que diríamos hoy) capaz de hacerle dueño del mundo.
Las distintas peripecias de los personajes se suceden sobre esos grabados de novelas vernianas con submarinos, dirigibles, navíos blindados, cañones descomunales, buzos con escafandras, islas huecas con fábricas, ataques de calamares o pulpos gigantes, héroes y heroínas generosas… Al final el bien de la humanidad ganará sobre la maldad, gracias a la entrega de unos pocos.
Una película fascinante para disfrutar -tanto adultos como los niños-, que yo vi dos veces seguidas: Me resultaba imposible separarme de ese mundo de ilustraciones “rayadas” en movimiento para contarnos una historia tan apasionante.

Estos muchachos rebeldes huyen de las imposiciones de sus progenitores o institutrices y del régimen de obediencia que les imponen. A destacar la recreación de la ciudad de Praga desde el aire y el tono de humor negro sobre los adultos que recorre el guion. Película con niños protagonistas y para niños, pero que un adulto puede disfrutar doblemente. No resulta tan redonda en su construcción narrativa como Una invención diabólica, pero en todo momento produce una sensación de maravilla esa Praga o esa isla que son como ilustraciones animadas.

Quizá no sea tan emocionante como las anteriores, pero este viaje al pasado resulta curioso, mucho antes de Parque Jurásico de Steven Spielberg y del uso de los ordenadores en el cine.
Karel Zeman es un discípulo aventajado de ese primer genio del cine que fue George Meliès con su Viaje a la luna (Julio Verne, nuevamente), tan encantadoramente recreada la biografía de Meliés por Martin Scorsese en La invención de Hugo (y en 3-D), sobre la novela gráfica Hugo Cabet de Brian Selznick. Película y novela gráfica muy recomendables, por cierto.
Buen verano, buenas vacaciones.
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