Unamuno y Medina de Rioseco


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

Una visita al Archivo de la Universidad de Salamanca, más en concreto al Fondo Miguel de Unamuno y Jugo desvela que la relación entre el escritor bilbaíno y nuestra ciudad, fue mucho más allá de una visita turística de un día.

Esta colección guarda entre otros documentos, una curiosa fotografía en la que puede verse a Unamuno en la calle Mayor, a la altura de lo que fue el antiguo Centro Parroquial. En la instantánea aparece el literato junto a los mismos participantes de la otra famosa fotografía publicada en anteriores ocasiones en este diario. Un riosecano se desplaza en esos momentos junto a su burro, cargado con serones de mimbre. A Unamuno y a sus compañeros la escena les llama la atención por su casticismo, y deciden inmortalizar el momento.

Junto a esta instantánea, el archivo salmantino guarda otro retrato de estudio, en el que puede verse a Miguel de Unamuno junto a un profesor y tres alumnos. En el centro y de pie, el riosecano Benito María Valencia Benavides (hijo del insigne Benito Valencia Castañeda). Sentado, a la derecha de la imagen, Felipe Anciones, un médico salmantino que vivió en Zamora y ligado familiarmente con nuestra ciudad. En el extremo izquierdo, un joven estudiante identificado como Alfonso Revuelta. Sobre la escena, una sentida dedicatoria con la fecha: “A Miguel de Unamuno, maestro, amigo y rector. 2 de Mayo de 1907”.

Del mismo fondo archivístico y año que fotografía de estudio, es una reseña aparecida en el diario local “La Crónica de Campos”, en el número 780. En el texto, se refleja una crítica al libro de Unamuno titulado “Poesías” recién publicado, junto a la que se recoge una muestra de la obra, el poema titulado “Para después de mi muerte”

share on: