Este último tramo de competición no está siendo sencillo para los albinegros, a la plaga de lesiones que ha acompañado al equipo a lo largo de toda la temporada, se ha unido una serie de factores extradeportivos que han mermado la cantidad de jugadores disponibles para la disputa de los encuentros, lo que está condicionando la competitividad del equipo, que ve ya muy lejano el ansiado objetivo de la consecución de la tercera posición en la tabla.
Pese a estos condicionantes negativos, el Rioseco pasó por encima del último clasificado, el Ciudad Rodrigo, otrora equipo de postín en la categoría.
El partido, disputado en el municipal riosecano, comenzó de la peor forma posible para los locales, puesto que a los 10 minutos, Adolfo recaía de su lesión y tenía que ser sustituido, y, pocos minutos después, era Jesus el que en un lance con un jugador rival caía lesionado, por lo que Garrido se vio obligado a realizar la segunda y última sustitución. Este carrusel de infortunios desconcentró sin duda a los albinegros, que, por, momentos, estaban a merced de los farinatos, lo que se tradujo en el gol de los visitantes tras un saque rápido de falta.
Sin embargo, el gol hizo despertar a los locales, y pocos minutos después, tras un saque de falta ejecutado por David, Ángel batía a Josema con un certero cabezazo, estableciendo nuevamente las tablas en el marcador. A partir de ese momento, el Rioseco se hizo dueño y señor del juego y las ocasiones se fueron sucediendo hasta que, en una nueva jugada a balón parado, donde los farinatos evidenciaban enormes carencias, Mario introduce la pelota en la red otorgando ventaja a los locales poco antes del descanso.
La segunda mitad quedó vista para sentencia cuando Rafa provocó un penalti, que Ángel se encargó de transformar, situando el 3-1 en el marcador. Los farinatos bajaron los brazos, máxime cuando el colegiado expulsó a Gabri, esta ocasión fue aprovechada por los locales para redondear la goleada, con goles de Mario y otro más de Ángel, certificando así su primer triplete de la temporada.
El Rioseco, por lo tanto, cumplió con el trámite y consiguió una holgada victoria ante un rival que, hace ya varias jornadas, certificó su descenso de categoría.
La siguiente jornada deparaba una complicada salida para los pupilos de Garrido, puesto que La Bañeza se está jugando el descenso, pero la empresa era aún más complicada por la situación del propio equipo riosecano, plagado de bajas y que solo pudo reunir a 11 efectivos para desplazarse a la localidad leonesa, y varios de ellos renqueantes de sus lesiones.
Garrido tuvo que alinear un equipo de circunstancias, con varios jugadores fuera de sus puestos habituales y con la posibilidad real de que varios de los alineados no fuesen capaces de aguantar el ritmo del partido y el equipo quedase con uno o varios efectivos menos.
Desde luego, la situación no invitaba al optimismo. Los locales, con la imperiosa necesidad de sumar los puntos, desde el primer minuto tomaron el control total del partido, asediando por momentos el área del que fue auténtico protagonista del partido, Reguera. Ya en los primeros 15 minutos, el cancerbero riosecano salvó tres ocasiones muy claras para los locales y su figura comenzaba a engrandecerse. Sin embargo, en el minuto 25, nada pudo hacer para evitar el gol local, que, a la postre, significaría los tres puntos para los locales, tras una falta muy bien ejecutada que se cuela en la portería sin que ninguno de los jugadores de La Bañeza, en posición ilegal, llegue a rematar el balón, pero que despistan a Reguera por lo que el gol no debió subir al tanteador.
Tras el gol, se produjo un leve atisbo de reacción de los riosecanos, más a base de corazón que de cabeza, disponiendo de varios saques de esquina que los locales defendieron a la perfección. Pese a ello, el guión del partido seguía siendo el mismo, con los locales creando mucho peligro y Reguera desbaratando una tras otra las ocasiones leonesas. Así se llegó al descanso.
El segundo acto siguió los mismos derroteros que la primera mitad, y si los albinegros se mantenían vivos en el partido era gracias a su guardameta, que continuaba con su demostración de facultades, aburriendo a los delanteros locales; destacando por encima de todas una intervención tras un cabezazo a la salida de un saque de esquina. Los albinegros se estiraron en los últimos 15 minutos de partido, con poco fútbol pero a base de pundonor lograron acercarse al área leonesa, sembrando las dudas en las gradas del municipal de La Bañeza, sin embargo, no lograron conseguir el empate, que por otro lado, hubiese sido excesivo premio visto lo sucedido en el terreno de juego.
El pitido final del árbitro consumaba la derrota de los riosecanos, que pudo ser mucho mayor de no ser por la actuación de Reguera. Las condiciones en las que se presentó el conjunto albinegro condicionaron por completo el partido, si bien, nada se puede reprochar a los jugadores que se desplazaron a La Bañeza, especialmente a los que participaron lastrados por sus lesiones.