Cómo ha cambiado el ritmo de la temporada en casa del Club Deportivo Rioseco. Los blanquinegros han pasado de ser el bailarín principal de la más compleja coreografía a convertirse en el novio inexperto que pisa a la novia en el vals de la noche de bodas. Así, el Rioseco se dejó llevar por el juego de la Unión Deportiva Santa Marta como lo hacen las mujeres en los pasodobles.
Los hombres de David tropezaron, por primera vez como locales, contra un rival que estuvo a su merced en los primeros acordes del encuentro. Los minutos iniciales discurrieron con un Rioseco valiente y entregado que, acompasado por los aplausos y vítores de su afición, movía el balón como mueve los volantes una bailaora: con pasión, fuerza y entrega. Fruto de esta actitud, el conjunto blanquinegro tuvo varias ocasiones. Alberto y Santos estuvieron muy cerca de inaugurar el marcador, pero al balón no parecía gustarle la música que pinchaba el Rioseco y se iba siempre fuera, al igual que las chicas cuando suena Bustamante en las discotecas.
El tiempo corría y no había movimiento en el marcador pese a la insistencia del club blanquinegro. El conjunto charro, por su parte, esperaba con cierta timidez su momento, como el forastero que antes de arrancarse por bulerías, observa la pista desde la barra. Puerto, Rivas y Revilla probaron suerte por el centro y los laterales, pero siempre aparecía Fonso para recordarles que las cosas no eran tan fáciles como parecían. Sin embargo, los de rojo habían venido a la ciudad de los Almirantes para demostrar lo que son capaces de hacer y esperaban ansiosos su canción.
Y eso es precisamente lo que llegó tras el reglamentario tiempo de descanso. Ramajo agarró con decisión la pelota y con la firmeza y la precisión de un tango la llevó hasta la red rival, anotando así el primer tanto de la tarde, tan solo treinta segundos después de la reanudación. Los de David habían vuelto del descanso algo descompasados y la música ya solo sonaba a favor de los hombres capitaneados por Peque. El Santa Marta había encontrado su sitio y sólo le quedaba actuar.
El conjunto salmantino se mostró muy ordenado, preciso y con las líneas muy juntas, como si hubiesen preparado el partido ante el Rioseco del mismo modo que preparan los escolares el baile principal de la función de Navidad. Su contundencia terminó con el ritmo de los locales que acabaron la fiesta bailando el agua a los de rojo tras quedarse con nueve jugadores en el terreno de juego, después de las injustificadas expulsiones de Sergio y Gómez. El Santa Marta sentenció el choque -con goles de Quirós, Gallego y Rivas– como quien acaba la noche tarareando canciones de Leiva en un bar con poca gente y menos luz.
El Club Deportivo Rioseco, por su parte, archivará este encuentro, como el joven que borra la noche en la que terminó bailando el último hit de Juan Magan encima de una barra, y viajará el próximo fin de semana a tierras leonesas, con las pilas cargadas y con una coreografía perfectamente ensayada, dispuesto a recuperar su buen ritmo ante el Veguellina. Y es que de la misma manera que la sotana no hace el cura, tampoco un mal baile hace malo al bailarín.
C.D. Rioseco: Fonso, Valdi, Sánchez (min.65 Óscar), Guille, Sergio, Suso, Budy (min.59 Tomás), Gómez, Alberto, Chapas, Santos (min.42 Borja).
U.D. Santa Marta: Roberto, Carlos (min.76 Omar), Canario, Dela, Gallego, Víctor Abajo (min.82 Manzano), Rivas, Ramajo, Puerto, Palomi, Revilla (min.72 Quirós).
Marcador: 0-1 Ramajo, min.45; 0-2 Quirós, min.77; 0-3 Gallego, min.85; 0-4 Rivas, min. 91.
Árbitro: Mostró tarjeta amarilla a los locales Guille (min.38), Valdi (min.53), Gómez (min.57), Sergio (min.58) Chapa (min.71). Y expulsó, por doble amarilla, a Sergio (min.68) y Gómez (min.73).
Incidencias: Partido correspondiente a la séptima jornada de liga, disputado en el Juan Carlos Navarro.