Un año sin Juan Carlos Navarro, el fundador del CD Rioseco

El que también fuera carismático jugador y entrenador del equipo albinegro permanece en la memoria de los riosecanos tras su llorada pérdida

Miguel García Marbán

Después de jugar en los últimos años el partido más importante de su vida que le enfrentó a una larga y traicionera enfermedad, hoy hace un año que nos dejó Juan Carlos Navarro, a los 62 años de vida, un día después de que su querido club, el Rioseco, del que fuera fundador y en el que tantas alegrías diera a los aficionados riosecanos como interior izquierda, celebrase su 40 aniversario.

Nacido en Burgos, Navarro llegó a Rioseco como licenciado en Educación Física y Deportes para ocupar la plaza de profesor en esta especialidad en el colegio San Buenaventura. Sería en este municipio donde, debido a su carácter simpático y afable, muy pronto se hizo querer, donde contraería matrimonio con Ana Galván y donde nacerían sus cuatro hijos Juan Antonio, Mario, Elena y Ana. Uno de ellos, Mario, seguiría los pasos de sus padre siendo durante varias temporadas el capitán de la escuadra riosecana.

Son muchos las personas de Rioseco y de toda su comarca que aprendieron a nadar o a jugar a deportes como el balonmano y el voleibol de la mano de Juan Carlos Navarro en el inicio de su camino profesional. Años más tarde, llegaría, con el tiempo, a ser jefe de la Sección de Deportes del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León.

En sus 42 años en Rioseco, Navarro siempre se sintió como un riosecano más, y nunca quiso abandonar este municipio, incluso rechazando ofertas en su vida como futbolistas de equipos como el Oviedo o el Atlético de Madrid. Además del Rioseco, Navarro militó antes del Rioseco en los equipos de su Burgos natal y, tras su paso por el equipo blanquinegro, en el Tordesillas.

Con su sonrisa imborrable, con sus carreras incansables por la banda como emblemático jugador con el número 10 en la espalda, con sus voces de aliento y consejo desde el banquillo como acertado entrenador o con sus ganas de vivir como persona de gran ilusión, Juan Carlos Navarro siempre permanecerá en la memoria de los riosecanos.

No cabe ninguna duda de que, allá donde ahora se encuentre, ya tenga un asiento de preferencia en las gradas celestiales para ver esta tarde la final de la Liga de Campeones.

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