Todo preparado para que los pasos salgan a la calle

A pesar de las nefastas predicciones, se espera con gran anhelo que el agua no impida que los pasos portados a hombros recorran las estrechas calles de la ciudad

Miguel García Marbán

Predicciones, probabilidades, nubosidad o, por ejemplo, precipitaciones son algunas de las palabras que más se escuchan en Medina de Rioseco en la últimas horas, cuyos vecinos viven con la angustiosa mirada puesta en el cielo por saber si la lluvia les va a dejar sacar los pasos a la calle.

Sin embargo, como la esperanza es lo último que se pierde, a pesar del negro panorama, los riosecanos esconden en su corazón un inalterable anhelo de ilusión de que esta tarde a las 20.30 horas parta de la iglesia de Santiago la procesión del Mandato con la participación La Oración del Huerto, La Flagelación, Jesús Atado a la Columna, Ecce-Homo, Jesús Nazareno de Santiago, La Santa Verónica, Jesús Nazareno de Santa Cruz, La Desnudez, Santo Cristo de la Pasión y La Dolorosa. Una procesión caracterizada por la calidad de las tallas que procesionan, la vistosidad de las túnicas moradas de terciopelo y negras de paño castellano y por su gran carácter de homogeneidad.

La misma ávida aspiración se posee para que el Vienes Santo, para que tenga lugar a las 20.30 horas uno los momentos más importante de la Semana Santa riosecana con la salida de los llamados pasos grandes. Dos colosales grupos escultóricos que representan los momentos de la Pasión de la Crucifixión y de El Descendimiento, popularmente conocidos como El Longinos y de La Escalera, y que a duras penas y con el esfuerzo y la pericia de los cofrades logran cada año traspasar el dintel de la puerta de la capilla en la que cada año miles de personas esperan este instante mágico. Además, ese día procesionan El Cristo de la Paz, el Cristo de los Afligidos, La Piedad, El Santo Sepulcro y la Soledad. También con la mirada puesta en que el Domingo de Resurrección tenga lugar el emotivo de encuentro de Jesús resucitado con la Virgen de la Alegría.

Un ferviente deseo de que su Semana Santa se haga realidad que mueve a los riosecanos a que ya tengan dispuestos hasta los más mínimos detalles que las directivas de las cofradías supervisan para que nada falle el día de la procesión. Se han rellenado de velas los lamparilleros, se han preparado los tacos para que el paso vaya correctamente «tallado», se ha supervisado la batería que dará luz artificial a través de unos focos que también se han revisado, se ha buscado quien toque el tapetán y el Pardal ya sabe el recorrido en el que, antes de cada procesión, recogerá a los cofrades que vayan a portar el paso en el desfile de gremios.

Los mayordomos se afanan por cumplir con sus obligaciones como hermano mayor que «sirven el paso». Ayudados por sus familiares más allegados han limpiado las imágenes procesionales, preparan el refresco con el que invitará a los hermanos cofrades antes de dar comienzo el desfile de gremios, se han encargado de que ese día estén las horquillas sobre las que se apoyará el paso entre poso y poso, han comprado los caramelos que repartirán en la procesión entre todos los cofrades y ultiman la cena que se celebrará después de que finalice la procesión. En otras cofradías algunas de estas funciones las cumple la figura del muñidor.

Pero la ciudad también se prepara vistiendo sus mejores galas a la espera de recibir a miles de turistas que llegarán para «ver pasar los pasos». Los comercios exponen sus productos más excelentes, las panaderías hornean las pastas y los bollos típicos, los jardines se adornan con la flores más bellas y en las calles se respira un ambiente de entusiasmo e ilusión. Las bandas de cornetas y tambores ensayan las piezas musicales que interpretarán durante los desfiles y los niños portan los pequeños pasos que imitan a los de verdad y que es el reflejo más autentico de la centenaria tradición.

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