Sor María Domeño: «El arte de ejercer la caridad»

El rejoneador Ángel Peralta dedica en su felicitación navideña un poema a la que fue durante muchos años carismática religiosa de la residencia de ancianos

Texto: Miguel García Marbán / Fotos: Fernando Fradejas

En la vida del rejoneador Ángel Peralta está muy presente el medio siglo de festivales que realizó a beneficio de la Residencia de Ancianos y, en especial, la figura de la religiosa sor María Domeño, quien en 1954, junto con Sor Micaela, se presentó en Valladolid para pedir auxilio al caballero rejoneador ante la situación de penuria económica por la que pasaba el Hospital -Casa Asilo riosecano. Fue el inició de una estrecha relación entre dos personas unidas por el deseo de hacer el bien a los más necesitados.

Un íntimo sentimiento que el veterano sevillano ha querido hacer realidad en su felicitación navideña de este año, en la que dedica un emotivo poema a la emblemática religiosa que lleva el acertado título de El arte de ejercer la caridad. Un poema que aparece junto a otro dedicado a Rocío Jurado como El arte hecho canción, y otro a Lola Flores como El arte hecho persona. No olvida el afamado rejoneador recordar que el 21 de julio de 2001, el Gobierno de España concedió a sor María Domeño la Medalla al Mérito en el Trabajo

“Los años caminan cual caballos en la vida: Traquean, trotan, galopan y, al final, se desbocan. La felicidad está en poder seguir buscándola. Os deseo vivirla”. Es el texto que abre la felicitación que el rejoneador ha querido hacer llegar a todos los riosecanos en la persona de su alcalde, Artemio Domínguez, quien señaló que “es un orgullo el que Medina de Rioseco tenga a personas como Ángel Peralta y sor María Domeño”.

El arte de ejercer la caridad
SOR MARÍA DOMEÑO

Cien leguas caminando cada día
por Medina, sus calles, su convento;
su alma es fervor de sentimiento,
su espíritu la luz de la alegría.

Su nombre el de una madre, Sor María;
sus alas son dos ángeles del viento,
pues la Virgen está en su pensamiento
y la sigue en su senda cada día.

Al cuidar con amor a los ancianos,
que en Cristo son sus hijos, sus hermanos,
le forman en la fe su propia vida..

Vive la caridad ilusionada,
porque ella nació predestinada
a soñar esta senda apetecida.

Ángel Peralta

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