Piden el traslado de ‘Los Afligidos’ al Museo de Semana Santa

La cofradía cree necesario que el conjunto escultórico, formado por un Calvario, se custodie en el espacio expositivo una vez que su iglesia está cerrada al culto

lavozderioseco.com

La Cofradía riosecana del Santo Cristo de la Paz ha solicitado a la Asociación para la Restauración de Templos, a través de la Junta Local de Semana Santa, el permiso necesario para el traslado de su segundo paso titular, el Cristo de los Afligidos, al Museo de Semana Santa, ubicado en la iglesia de Santa Cruz, tras la Semana de Pasión de 2011.

En la actualidad, el museo custodia el resto de los conjuntos escultóricos que procesionan en la Semana Santa riosecana, excepto los dos Pasos Grandes que tienen su propia capilla, el Cristo de la Clemencia venerado en la sacristía de Santiago y el propio de los Afligidos, que hasta hace un par de años tenía altar propio en la iglesia de San Pedro Mártir (Padres Claretianos). No obstante, desde su cierre para su rehabilitación, el paso (que representa un Calvario) se guarda en la iglesia de Santa María, de donde parte en procesión el Viernes Santo.

Este periódico ha tenido acceso al escrito enviado a la Junta Local de Semana Santa en el que a “realizar las gestiones oportunas  para el traslado de el Sto. Paso del Santo Cristo de los Afligidos al museo de Semana Santa”. Desde la directiva de esta hermandad se argumenta que el cambio de temperatura contante que se produce en la iglesia de Santa María “deteriora las imágenes”. Asimismo, creen que existe “un trato discriminatorio” en el hecho de que sólo sea este paso procesional “el único que no esté ubicado en el museo”. Asimismo, desmontan una de las razones que esgrimía la dirección del museo al considerar que esas tallas deben estar expuestas en el templo de los padres claretianos, “pues actualmente ni la congregación reside en Rioseco, ni la iglesia permanece abierta al culto”, dicen desde la directiva cofrade.

En el escrito remitido a la Junta de Cofradías trasladan el “descontento generalizado por parte de todos los hermanos cofrades que forman nuestra hermandad”, y no descartan tomar “cualquier tipo de medida que consideremos oportuna y tomada en acuerdo con todos los miembros de nuestra hermandad, para que dicho paso sea trasladado al Museo”.

La polémica se inició ya en el año 2001, meses después de que el Museo de Semana Santa abriese sus puertas. Entonces la cofradía del Santo Cristo de la Paz y Afligidos solicitó que las imágenes de este último fueran expuestas en este espacio expositivo. Desde la dirección del espacio expositivo se aceptó la petición pero fueron, entonces, los propios Padres Claretianos quienes se negaron a ceder las imágenes, ya que “eran de su propiedad” y explicaban que “recibían culto en su iglesia”. En 2008 se volvió a solicitar el traslado, una vez que la iglesia de San Pedro Mártir se cerró al culto para su rehabilitación. Entonces, la directora del Museo, Eloisa Wattemberg, argumentó su negativa explicando que “instalar más pasos procesionales interferiría en la apreciación y contemplación del espacio arquitectónico”, así como que este conjunto “tiene su propia capilla donde recibe culto”.

Cansados de que uno de sus pasos titulares no tenga un espacio propio, y con el consentimiento del equipo sacerdotal, ahora desde la cofradía se espera que el Cristo de los Afligidos pueda trasladarse definitivamente al Museo, para lo que se solicita la colaboración del resto de cofradías. Incluso han remitido unos planos con una serie de opciones indicando el mejor lugar donde podría exponerse el conjunto (junto al Cristo de la Paz).

La Hermandad del Santo Cristo de la Paz y Santísimo Cristo de los Afligidos ha llevado a cabo durante las últimas semanas la restauración de las imágenes de la Virgen y de San Juan pertenecientes al paso del Cristo de los Afligidos. Aunque son dos tallas modernas realizadas durante el siglo XX en los talleres gerundenses de Olot, “su estado era de bastante deterioro y su restauración era una necesidad”, según señaló el presidente de la cofradía, Fernando Pardo. El escultor y restaurador riosecano Angel Martín ha sido el encargado de devolver su brillo original a estas dos esculturas que, llevadas a cabo en molde con una pasta realizada a base de polvo de madera con un aglutinante, presentaban graves daños en la estructura y en la policromía. Además de reparar las dilataciones, que había entre las parte de las que están formadas las tallas, y de recuperar la policromía, Martín ha llevado a cabo en las peanas nuevos amarres para que los tornillos no dañen las imágenes. Así mismo, por detrás de la cabeza de la Virgen ha creado unos amarres para la colocación de una corona de plata que, hasta ahora, esta imagen no llevaba. (Informa Miguel García).

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