Mes de Julio, en plena ola de calor. Medina de Rioseco. Piscina, terraza, veranito y… Semana Santa. Sí, Semana Santa. Vídeos, música… en definitiva toda la pasión riosecana. ¿Qué cómo es posible? Pregúnteselo a cualquier riosecano y, en concreto, a la hermandad del Descendimiento que el pasado jueves y viernes, con motivo de los actos del 350 aniversario de la finalización de su conjunto escultórico, organizó unas jornadas audiovisuales y musicales. En definitiva Semana Santa… en pantalón corto.
Cine de verano y semanasantero…
El corro de Santa María se convirtió en un improvisado cine al aire libre. Con una buena temperatura, frente a la fachada de la capilla de los Pasos Grandes, se proyectaron varias películas. Una sobre la Semana Santa de Valladolid, otra sobre Sevilla, concretamente la rodada en 1992 por el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón; para finalizar con Medina de Rioseco. En concreto se proyectó el audiovisual Pasan los Pasos y un pequeño documental sobre las costumbres de la hermandad del Descendimiento. Unas doscientas personas disfrutaron de esta iniciativa, que valoraron muy positivamente el comité organizador de los actos del 350 aniversario de La Escalera.
… y el concierto Dios te salve, madre de la Quinta Angustia
Y si pionero fue el cine de verano semansantero; sencillamente espectacular fue el concierto Dios te salve, madre de la Quinta Angustia dirigido por el músico riosecano Pablo Toribio (piano), acompañado por Gorka Cortijo (violín), Katrina Penman (flauta) y las sopranos Beatriz Pérez de la Mora y Susana García Mayo. En el recital, incluido en el Festival Internacional de Música en los Templos, se recuperó una Salve, compuesta por José Nebra entorno a 1740, que no había sido interpretada desde entonces. Además los momentos más intensos llegaron con la presentación del Ave María, compuesto por el riosecano Pablo Toribio y dedicado a la virgen de la Soledad, titular de la antigua Quinta Angustia, y el recital de poemas, acompañados por conocidos temas, a cargo de Beatriz Lavín. El remate final llegó con La Marcha fúnebre a la muerte del general O’Donell, más conocido como La Lágrima, que suena cada Viernes Santo en la salida de Longinos y Escalera. La novedad en este caso fue escucharla a piano, violín y flauta, tan poco habitual como imponente.