
Con estas temperaturas, frescas en la mañana, y muy agradables en el ecuador de la jornada, muchos riosecanos, algunos venidos desde sus lugares de residencia, cumplimentaron con la tradicional y entrañable visita al Camposanto, en un día tan especial como el del primero de noviembre, festividad de Todos los Santos.
Como es habitual, el cementerio riosecano celebró una ofrenda floral municipal y un responso por todos los difuntos enterrados en el camposanto. Con la presencia del alcalde y de buena parte de los concejales de la corporación, el acto tuvo como sorpresa la presencia del cardenal-arzobispo emérito de Sevilla, el riosecano Carlos Amigo, quien acudió a Rioseco a oficiar una misa por el descanso eterno de Sor Piedad, la monja clarisa que falleció la semana pasada.
Monseñor Amigo quiso acercarse al cementerio de Rioseco para compartir este responso junto al párroco Juan Carlos Fraile y decenas de riosecanos que acudieron a este acto. La presencia en el cementerio fue constante durante toda la jornada, e incluso algunas familias -como marca su ritual- se apostaron durante todo el día en el camposanto para acompañar a sus difuntos. Más tarde, en la mesa no faltaron los dulces típicos del día, especialmente buñuelos y huesitos de santo, que salieron de los distintos hornos reposteros de la localidad.
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