
Antes de la eucaristía, los hermanos de esta pequeña cofradía se dirigían a buscar al mayordomo, que en esta ocasión ha ocupado José Manuel Prieto. Con la Vara Mayor y el banderín se dirigían hasta la iglesia de San Pedro Mártir donde se ha celebrado la misa que ha oficiado Alejandro Ovelleiro y ha estado presidido por la talla titular, una bella escultura que se ubica en la iglesia de Santa Cruz, aunque en los últimos meses ha permanecido en la exposición Nada te turbe, dedicada a la vida de Santa Teresa.
El presidente de la cofradía, José Antonio Pintado, explicaba que esta cofradía cuenta en la actualidad con “once hermanos y cuatro hermanas”, aunque hacía un llamamiento a todos los riosecanos que quieran entrar a formar parte de la hermandad, que hace varias décadas llegó a contar con más de ochenta componentes, tal y como relata Julio Fernández, quien lleva más de siete décadas en el seno de la hermandad.
“He servido dos veces ya a la Santa; aunque hubo una época que la cofradía se disolvió, aunque luego se volvió a retomar”, dice orgulloso. Jesús Gil, que hace las labores de muñidor, guarda en una caja de madera cuidadosamente “la poca fortuna que tiene la Santa, una pluma, una corona y un rosario, todo ello de plata”, apunta el presidente. Tras la eucaristía, la foto de rigor y el lanzamiento de algunos cohetes, hermanos y hermanas acompañaron al Mayordomo hasta su casa, donde sirvió un refresco con el que poner fin así a esta recogida festividad.
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