Rioseco y el presidente de la II República, Manuel Azaña

Azaña tuvo mucha relación con esta zona, especialmente con la localidad de Villalba de los Alcores donde sus suegros tenían el castillo-vivienda

Gonzalo Franco Revilla

Imagen del castillo de Villalba de los Alcores, cuya propiedad es de un descendiente de Manuel Azaña.

El que fuera  presidente de la II República tuvo una especial relación con nuestra tierra. Fue muy amigo del director de escena, escenógrafo y dramaturgo Cipriano de Rivas Cherif, junto a  él visitó durante algunas semanas y en diferentes momentos, la localidad de Villalba de los Alcores, donde los padres de Cipriano eran propietarios del castillo/vivienda y de unas fincas agrícolas -entre otras la conocida como finca La Esperanza-.

Posteriormente se convirtieron en cuñados al casarse Azaña con una de las hermanas de Cipriano, Dolores, (con quien no tuvo descendencia) a la que desposó en 1929. La regularidad de los encuentros  y la falta de parientes  cercanos del político (se quedó huérfano siendo niño y murió joven su único hermano), hizo que los Rivas-Cherif considerarán a Azaña desde el primer momento un miembro más de la familia y que Azaña viera a  Mateo Rivas como un padre.

Mateo Rivas Cuadrillero estaba emparentado con los Cuadrillero, ilustre familia de hondas raíces históricas, con orígenes en el pueblo de Palazuelo de Vedija y con grandes hombres servidores del estado como el obispo de Ciudad Rodrigo y León  D. Cayetano Cuadrillero, el de Mondoñedo: D. Francisco Cuadrillero, el abogado D. Domingo Cuadrillero, jefe de correos de Medina de Rioseco, que fue el  primer poseedor del mayorazgo fundado en Palazuelo de Vedija y creador en nombre de sus hermanos prelados de la Obra Pía que dió lugar a las primeras escuelas públicas de la ciudad riosecana y por último  el consejero de Estado Gaspar Cuadrillero, casado en Rioseco y de donde proceden la mayoría de los Cuadrillero de la ciudad de los Almirantes.

De las visitas de Manuel Azaña a su familia política existen algunos testimonios en el libro que escribiera Cipriano de Rivas Cherif Retrato de un desconocido. Vida de Manuel Azaña, publicado en el exilio mejicano. Una fotografía de 1921 nos muestra al político de Alcalá de Henares sentado junto a una de las puertas del castillo y acompañado por su futura cuñada Adelaida de Rivas Cherif, su futuro suegro Mateo de Rivas Cuadrillero, María Luisa Valdés y su futura mujer Dolores de Rivas Cherif.

En ese libro, Cipriano realiza alguna referencia a sus parientes los Cuadrillero de Medina de Rioseco, cuando habla de las vacas bravas que criaban en las praderas de la Finca La Vega, situada entre las orillas del río Sequillo y el Canal de Castilla y respecto a Manuel Azaña existen dos referencias de visitas a Rioseco en la edición de sus diarios, en una menciona la compra de pasteles, no dice en que establecimiento  o confitería y en la otra de una provechosa visita a las iglesias, a las que llama “catedrales inmensas de humildad recogida”.

Recientemente se ha conocido el interés del actual propietario del castillo de Villalba de los Alcores, Enrique de Rivas, hijo de Cipriano, que vive en Roma como diplomático jubilado de la FAO, por rehabilitar y arreglar la fortaleza levantada entre los siglos XII y XIII y que su bisabuelo Cipriano de Rivas Díez adquirió en 1860. La familia de Rivas, incluida Dolores la viuda del líder republicano, se exiliaron en Méjico al finalizar la Guerra Civil. El castillo junto con todos los bienes de la familia fueron confiscados en 1936, volviendo a recuperarlos en parte  en 1948. Como curiosidad final, en 1978 con motivo de la primera visita oficial  de los reyes de España a Méjico, tuvieron un emotivo y simbólico encuentro con Dolores de Rivas Cherif, viuda de Manuel Azaña, quien vivía exiliada en el país centroamericano desde 1941 y que murió a los 89 años de edad en 1993.

share on: