Rioseco celebra la fiesta del Cristo de Castilviejo en la ermita

De nuevo, las imágenes del Cristo y de la Virgen procesionaron por la pradera en medio de los bailes del grupo de danzas Ciudad de Rioseco

Texto y fotos: Miguel García Marbán

Medina de Rioseco celebró ayer la popular fiesta del Cristo de Castilviejo con la presencia, de nuevo, en la ermita de la patrona, de cientos de vecinos y visitantes que no se quisieron perder una nueva jornada campestre. A media mañana, comenzó la misa en honor al Cristo de Castilviejo que ofició el sacerdote de la parroquia riosecana Juan Carlos Fraile. Más tarde, tuvo lugar la procesión en la que las imágenes del Cristo y de la Virgen recorrieron de nuevo la pradera acompañadas por los bailes del grupo local de danzas Ciudad de Medina de Rioseco al son de las músicas de los dulzaineros del Valle.

La costumbre es que este día del Cristo se celebre el domingo siguiente al 8 de septiembre, día de la patrona, la virgen de Castilviejo. Como es costumbre, tras la procesión, los hermanos de la cofradía del Cristo, tras abonar la cuota anual, disfrutaron de un refresco por invitación del mayordomo, que este año ha sido el riosecano Jesús Galván. En los actos estuvieron presentes el alcalde riosecano, Artemio Domínguez, junto a miembros de la corporación y al presidente de la cofradía del Cristo de Castilviejo, Antonio Herrera.

El Cristo de Castilviejo es una talla que fue traída a mediados del siglo XVI por los Hermanos del Trabajo, personas que se movían por las ferias y mercados semanales. A principios del siglo XVII el fervor popular llevó a las dos imágenes hasta la iglesia de Santa María para implorar que lloviese. El octavo día del novenario después de terminar la  procesión la imagen del Santo Cristo comenzó a sudar abundante agua por el rostro, cuerpo y pies que fue secada por los sacerdotes con unos corporales. La autoridad eclesiástica confirmó el milagro en el mes de agosto de 1602. Los corporales aún se conservan en el riosecano Museo de San Francisco como reliquias. Es también el Cristo de Castilviejo una festividad donde los riosecanos acuden para celebrar una jornada donde la devoción y la religiosidad  se dan la mano con el buen ambiente festivo campestre reinante. Este año, no se pudo degustar la sabrosa paella, que organizaba el Ayuntamiento, debido a la casi desaparición, por motivos de ahorro, del programa de actos de Castilviejo.

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