Aplausos, sonrisas, caras de sorpresa e incluso alguna que otra carcajada fueron las reacciones más comunes entre los riosecanos que vieron ayer, domingo día siete, a treinta y cinco ciclistas, que parecían recién sacados de una máquina del tiempo, recorrer las calles de la ciudad, con bicicletas y atuendos propios de los primeros años del siglo pasado.
Es la segunda edición consecutiva que celebra esta concentración de bicis clásicas en Medina de Rioseco. Los participantes, entre ellos riosecanos, palentinos, madrileños y hasta dos ingleses, no han dudado en desempolvar sus aparatos de dos ruedas ni en vestirse de época para pasar una mañana de domingo diferente en la ciudad de los Almirantes.
Este tipo de iniciativas «dinamizan las rutinas estivales y fomentan el uso de la bicicleta y la práctica de deporte”, dijo el concejal de Cultura, David Esteban, que vestido también de época y con una bicicleta de 1902 hizo de guía para los demás participantes. A su vez, esta cita es también “una forma de animar a todos aquellos que tengan bicis antiguas a que las saquen de los trasteros y las pongan en funcionamiento», añadió el concejal.
Los participantes, además de disfrutar de un paseo turístico matutino por Medina de Rioseco y de poder mostrar sus bicicletas antiguas, disfrutaron de una comida en comunidad en el restaurante del Hotel Almirantes. Muchos de ellos repetían la experiencia del año pasado, como es el caso de Rosa María Vidriases que afirma que “Rioseco es el escenario perfecto para este tipo de eventos”. Otros, como Pedro Blanco, era la primera vez que disfrutaban de esta iniciativa en la ciudad de los Almirantes y se quedó tan “impresionado” con Rioseco que aseguró que volvería con su familia “para conocerlo más tranquilamente”.
De todas las bicicletas que se pudieron ver, uno de los vehículos más llamativos fue un velocípedo propiedad de Mario Occhiuzzi, que data del año 1890. “En aquellos tiempos fue un método de transporte muy popular entre la clase alta” explica José María, miembro de la asociación palentina de bicicletas clásicas y uno de los promotores de esta iniciativa. “En la actualidad este aparato es una auténtica joya de coleccionista”, asegura. Otro de los vehículos insólitos, por su antigüedad, fue un triciclo de 1860, además de un sinfín de modelos, solo reconocibles e identificables por los expertos en la materia.
Este evento, promovido por la asociación palentina en colaboración con el Ayuntamiento de Medina de Rioseco y la Asociación Gran Premio Canal de Castilla, es apto para todas las edades y tendrá continuación en un futuro. “El año pasado vinimos, este año hemos vuelto y, por supuesto continuaremos el año que viene”, asegura José María.
Bocinas, pedales, manillares, cestillas, chalecos, bandoleras, calcetines altos, pololos, boinas bien calzadas e, incluso, unas albarcas pusieron la nota de color a una calurosa mañana de domingo en Medina de Rioseco, transportando a los riosecanos a épocas ya pasadas y arrancándoles unos aplausos a su paso por las calles de la ciudad.
El Gran Premio Canal de Castilla podría recuperarse el próximo año
El Gran Premio Canal de Castilla se celebró por primera vez en Medina de Rioseco el año pasado con una marcha de 200 kilómetros apadrinada por el conocido ciclista vasco Pedro Horrillo. Además se realizó una concentración de bicicletas clásicas, como la de este año, gracias a la colaboración de la asociación de bicicletas clásicas de Palencia, que lleva muchos años realizando este tipo de eventos por la geografía española. La marcha no ha podido ser realizada este año “porque no se dieron las circunstancias técnicas para su consecución, pero la idea es recuperarla el año que viene”, asegura David Esteban, concejal de Cultura.