
La tarde tuvo como novedad un concurso de doma de trabajo. Una especie de gincana donde la decena de participantes demostraron su habilidad con el caballo. En el menor tiempo posible y sin cometer fallos debían ir completando todas las pruebas. Al final el más rápido y el más hábil con su montura fue Alberto García, seguido de Jesús Badas y de Jesús Pérez y Alejandro García.

Pero el momento cumbre llegó al final del espectáculo. El alumbrado público se apagó para quedar la pista central en penumbra. Los ojos de los centenares de espectadores que abarrotaban la dársena del Canal se fijaron en una gran pantalla. Mediante sombras y música se narró una bonita historia. Una bailaora, un torero y un caballo fueron los protagonistas de este espectáculo que sorprendió por su originalidad y su sugerente belleza.
La noche se alargó hasta altas horas gracias a la música rociera del grupo Almorada llegado desde Huelva. Rumbas y muchas sevillanas para disfrutar de una velada inolvidable.
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