Oterino: «He oficiado más de 200 bodas en estos 50 años»

Eugenio Jesús Oterino celebra este 18 de diciembre sus bodas de oro sacerdotales

L.V.R.

Oterino, el día de su ordenación sacerdotal.

Si existe una persona conocida y querida por todos los riosecanos ese es Eugenio Jesús Oterino. El sacerdote, aunque zamorano, se siente riosecano por los cuatro costados. Este viernes 18 de diciembre celebra sus bodas de oro sacerdotales, desde que monseñor Rafael María Nzé Abuy le ordenó como cura.

Eugenio Jesús Oterino nació en el 7 de diciembre de 1941 en el poblado de Iberduero, perteneciente a Muelas del Pan, en Zamora. “Estudié cinco cursos en el colegio  zamorano Corazón de María y era monaguillo en la adjunta iglesia de San Esteban, todo ello atendido por Misioneros Claretianos; Dios se valió de ello para mi vocación sacerdotal y religiosa”, dice.

¿Cómo comenzó sus estudios en el seminario?

Entré de seminarista claretiano en Aranda de Duero (Burgos), hice el noviciado en Ciudad Real, los cursos llamados de Filosofía (aunque se estudiaban además otras asignaturas) en Sigüenza (Guadalajara) y en Segovia, y Teología (también con otras asignaturas) en Salamanca.

¿Cuándo cantó su primera misa?

La primera Misa solemne, llamada Cantamisa, la celebré al día siguiente de mi ordenación sacerdotal en la capilla del zamorano colegio Medalla Milagrosa, a la que mi familia estaba muy vinculada.

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El sacerdote en una celebración en Rioseco.

¿Cómo fue su llegada a Rioseco?

Llegué a Medina de Rioseco el día 19 de septiembre de 1965, el autobús me dejó cerca de la antigua fábrica de quesos Arias, pues no había estación de autobuses, me esperaba el Padre Superior de la Comunidad Claretiana y allí estuve 42 años.

Cuatro décadas dan para mucho, ¿qué recuerda de estos 42 años?

En el Seminario -también llamado Postulantado- Claretiano impartí muy variadas asignaturas; por distintas razones académicas los seminaristas o postulantes se trasladaron definitivamente a Segovia en el verano del año 1974. Yo hice lo posible por quedarme en Medina de Rioseco y  mis superiores me lo concedieron; empezando una nueva etapa docente, además de otros ministerios sacerdotales, en el colegio Comarcal Campos Góticos, en Formación Profesional y en el nuevo Instituto, que con el tiempo se llamaría Campos y Torozos, a sugerencia mía, por cierto.

¿Sabe cuántas bodas ha oficiado durante estos años?

Creo no exagerar si digo que he celebrado cerca de doscientas bodas, la mayoría en Medina de Rioseco.

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Recibiendo la mención especial de la Constitución.

¿Cuáles han sido sus peores momentos?

Quizá el 31 de agosto de 2007 cuando fue el cierre definitivo de la comunidad claretiana en Rioseco. Me cayó como una losa. Deseábamos que nos concedieran quedarnos con la parroquia, tras la jubilación de don Gabriel Pellitero, pues atendíamos una iglesia, una capellanía y varias parroquias rurales. Pero el entonces arzobispo don Braulio Rodríguez no lo creyó oportuno Tanto el párroco citado, como el Vicario de Zona de Campos D. Diodoro Sarmentero eran contrarios a que un claretiano fuera el párroco en Medina de Rioseco, como manifestaron en público y en privado, y eso a pesar de la gran labor sacerdotal que veníamos desempeñando  en Medina de Rioseco y su comarca y a pesar de la escasez de vocaciones sacerdotales en la diócesis vallisoletana. También fue muy duro para mí  el abandono  de su convento por las Carmelitas Descalzas, dada la forma y las razones que daban, al menos incomprensibles para mí.

Y ¿el mejor momento?

Haber estado 42 años en Medina de Rioseco y vinculado a tantos pueblos  de la zona por motivos de docencia y otras actividades sacerdotales.

Y ¿cómo es su vida ahora en Valladolid?

En Valladolid colaboro en nuestra parroquia en la Plaza Circular y  ocasionalmente en otras iglesias y en algunos colegios, así como en varias cofradías de Semana Santa; pertenezco a una ONG de origen religioso para ayudar a emigrantes niños, jóvenes y adultos en temas escolares y siempre que puedo me escapo a Rioseco, para cualquier celebración que me pidan, ya que soy capellán de cofradías como Crucifixión y Descendimiento.

Quiero aprovechar esta oportunidad de La Voz de Rioseco para agradecerles una vez más el trato tan amable que siempre me han dispensado y felicitar la Navidad y el Nuevo Año 2016 a cuantos riosecanos o de otras localidades os asomáis a esta ventana. Gloria a Dios y Paz en la Tierra.

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