Notas de Semana Santa en los prolegómenos de la Navidad

La banda de la Clemencia y la Municipal celebran Santa Cecilia con un concierto programado por el 350 aniversario del paso de La Escalera

Fotos: F.F. / J.I.S. / D.C.G.

22 de noviembre. Medina de Rioseco. 20 horas. Un grado sobre cero y la calle Mayor se envuelve en sones semanasanteros. No huele a la Pasión, más bien a la Navidad; pero sí suena Semana Santa. Y es que en cualquier época del año Rioseco recuerda su celebración colectiva más fundamental.

Ayer fue el turno de la banda de cornetas y tambores del Cristo de la Clemencia y la Banda Municipal de Música, quienes celebraron la festividad de Santa Cecilia, patrona de los músicos, con acordes semanasanteros, acudiendo a la llamada de la Hermandad del Descendimiento que había programado en su apretado calendario de eventos con motivo del 350 aniversario de su paso, este concierto de marchas.

El prólogo lo pusieron los músicos de la Clemencia con un ameno pasacalles por la Rúa Mayor en la que sonó una muy buena versión del conocido tema de El Barrio Pa’Madrid. Aunque quizá el momento más emotivo llegó cuando la formación musical dedicó una de sus marchas al paso de El Descendimiento, en su Capilla, con las puertas abiertas y con un buen puñado de espectadores que aguantaban estoicamente el frío. Hasta el banderín de la agrupación lució la enseña de La Escalera: su medalla.

El concierto se trasladó hasta el interior de la iglesia de Santa María, donde la banda de CCTT interpretó De mi vida Señora, Pureza y  A ésta es.  El presidente de la Hermandad del Descendimiento agradeció a las dos bandas su colaboración con esta nueva actividad del 350 aniversario de La Escalera. Y recordó que los momentos más importantes e íntimos de la Semana Santa “no se pueden concebir sin sonidos”.

La segunda parte del recital corrió a cargo de la Banda Municipal de Música quien comenzó con tres temas variados como Vallisoletano, Ronda en Castilla y Paradise. Su segunda mitad adquirió tintes de Pasión con la interpretación de Mater Mea y La

Madrugá, dos de las marchas más conocidas. Pero el broche final llegaría, como no podía ser de otra manera, con las notas fúnebres de La Lágrima. Cofrades y riosecanos sintieron entonces que la Semana Santa está ya a la vuelta de la esquina. El frío también se lo recordaba.

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