Norte Salvaje, un thriller duro, elegante y emocionante

The Wild North-USA-1952 es una conmovedora película de Andrew Marton

Luis Ángel Lobato

cine2Norte salvaje (The Wild North-USA-1952) es una conmovedora y memorable película del director Andrew Marton, especializado en dirección de segundas unidades y en series televisivas (Daktari o Flipper), pero que cuenta con algún título cinematográfico de especial interés como la mejor versión de Las minas del rey Salomón (1950) o El día más largo (1962).

Si hay algo netamente distintivo en esta hermosa cinta que es Norte salvaje lo podríamos definir con el calificativo de «londoniano». En efecto; el espíritu del magnífico escritor Jack London pervive en la esencia misma de este film.

En él se nos ejemplifica la solidaridad humana y la amistad, con mayúsculas; el acoso que produce la soledad; la lucha contra una naturaleza brutal y maravillosa, con montañas imponentes y bosques nevados, que oprime, a pesar de ser abierta y excelsa, a los personajes; la batalla de estos contra sí mismos y el miedo ante sus propios fantasmas.

La película muestra la aventura en su estado puro y, aunque está catalogada como un western en su vertiente aventurera, yo la incluiría dentro del thriller, tanto por su argumento -persecución de un policía a un presunto asesino y su entrega en la comisaría- como por su ambientación, donde, en lugar de calles nocturnas de una gran ciudad o de carreteras interminables plagadas de peligrosos asesinos que acechan a los protagonistas, tenemos agrestes colinas y recónditas frondosidades con tramperos enloquecidos y manadas de lobos hambrientos dispuestos a acabar con ellos.

Por el lado técnico, la narración resulta brillante, perfectamente planificada por el director y con un guion muy sólido, portador de diálogos oportunos que remarcan esa condición humana aludida de dos seres antagónicos -en apariencia- condenados a entenderse para sobrevivir.

Y, en su faceta artística, el trabajo de los casi únicos dos actores, lo que da al film un matiz intimista que contrasta con las proezas y los amplios parajes, Stewart Granger y Wendell Corey es de altura.

En conclusión, aquí tememos una obra impresionante que -en mi opinión- debería haber sido considerada, con el paso del tiempo, como una película de culto.

Para disfrutar con su dureza, elegancia y emoción.

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