Multitudinaria y emotiva despedida a José Millaruelo

Cientos de personas en el funeral en la iglesia de Las Angustias, de la que era cofrade en Valladolid, y que dio paso al entierro en la localidad de Cuenca

Miguel García Marbán

Aspecto que presentaba el cementerio de Cuenca de Campos.

El cofrade de la Hermandad de La Flagelación, hermano de honor de la Hermandad del Nazareno de Santiago, pregonero de la Semana Santa de Medina de Rioseco en el año 1998, exalcalde, cofrade y secretario de Nuestra Señora de las Angustias de Valladolid, José Millaruelo Aparicio, que fallecía el domingo a los 48 años de edad, recibió ayer un multitudinaria y emotiva despedida.

A media tarde, la iglesia de las Angustias se quedaba pequeña para albergar el funeral que ofició el tío de la mujer del fallecido, el juez auditor del Arzobispado de Valladolid y capellán de La Flagelación, Jesús Hernández Sahagún. La gran afluencia de personas obligó a la Policía Municipal de Valladolid a cortar el tráfico de un tramo de la calle Angustias. El féretro salió a la calle cubierto con la túnica de la cofradía de Nuestras Señora de la Angustias y la medalla de hermandad de La Flagelación y portado a hombros, entre otros, por José, uno de los siete hijos de Millaruelo, y por su cuñado Víctor Pedro Frontela, presidente de la JAL de Medina de Rioseco.

Además de familiares, amigos y cofrade riosecanos y vallisoletanos, también quisieron dar su apoyo a la familia, el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva; los concejales Mercedes Cantalapiedra y Jesús Enríquez; así como el regidor de Medina de Rioseco, Artemio Domínguez; y el de Cuenca de Campos, Faustino González; y el presidente de Cajamar, Antonio Pérez Lao.

Más tarde, sobre las siete y media de la tarde, el féretro llegaba a Cuenca de Campos, localidad natal del que fuera notario, expresidente del Consejo Rector de Caja Rural del Duero y consejero de Cajamar, donde de nuevo era portado a hombros desde la casa familiar hasta la iglesia de los Santos Justo y Pastor, donde cientos de vecinos y personas llegadas desde Valladolid, Rioseco y pueblos cercanos esperaban la llegada del cortejo fúnebre. En el interior del tempo, el sacerdote Jesús Hernández Sahagún tuvo palabras de alabanza para su sobrino y rezó un responso, antes de que se llevara a cabo el entierro en el cementerio municipal.

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