Cientos de personas honran a la patrona en la romería de Castilviejo

La misa, la posterior procesión y el tradicional almuerzo han sido los protagonistas de esta jornada romera en honor a la Virgen en Medina de Rioseco

Laura Alonso. Fotos: Fernando Fradejas, David Carpintero y L.A.G.

Cientos de riosecanos y visitantes han acudido, un año más, a la ermita de la Virgen de Castilviejo. Neveras, mesas, manteles y sillas se instalaban desde primera hora de la mañana en la pradera, a pesar de las bajas temperaturas y los cielos nubosos, para vivir un día dedicado a la patrona en el que lo religioso se mezcla con una perfecta armonía con el buen ambiente festivo y campestre. Una de las fiestas que más fervor y devoción despiertan en la ciudad.

Al filo de las 12.30 horas comenzaba la eucarística ofrecida por el párroco Sebastián Aldavero García, el mismo que ha predicado la novena en honor a la patrona de Medina de Rioseco, y cantada por la Coral Riosecana Almirante Enríquez. No cabía ni un alfiler en el santuario de Castilviejo, incluso multitud de personas se amontonaron en la entrada para poder escuchar y participar en la misa. Como es tradición, después las imágenes de la Virgen y el Cristo de Castilviejo salían en procesión por los alrededores de la ermita a hombros de los cofrades. Las autoridades municipales representadas en el alcalde y los concejales y el capitán de la Guardia Civil, José Ángel Taranilla, encabezaban el desfile que estuvo animado por los bailes del Grupo de Danzas Ciudad de Rioseco.

Pero si hay algo que es tradición en el día de la Festividad de la patrona de los riosecanos es el vermú y la comida en la pradera. Desde primera hora de la mañana múltiples familias se apresuraban para hacerse con el mejor sitio y así poder degustar en un ambiente festivo las viandas típicas castellanas, entre las que destacan las tortillas de patata, los torreznos, caracoles, conejo y cangrejos. Y es que la Virgen de Castilviejo es una cita que familias y amigos aprovechan para reunirse.

Es el caso de la familia Fernández, riosecanos de nacimiento pero procedentes de Vitoria, que han llegado a Castilviejo a las ocho de la mañana. “Hemos sido los primeros”, aseguraba uno de ellos. Esta familia, conocida popularmente en la localidad como la de los Tranca-ruedas, vienen siempre que pueden y aseguran que la festividad de Castilviejo junto con la Semana Santa “son dos citas imprescindibles”. Y después de la comida, como buen pueblo puramente castellano, no podían faltar las populares partidas de domingo que en esta ocasión abandonaron los bares y se trasladaron a la pradera.

A pesar de que el día amaneció triste y nublado en la ciudad, el ambiente festivo y alegre que embriagó la pradera desde primera hora de la mañana parecía haber contagiado también al tiempo, y por la tarde el sol brilló con fuerza, dejando una tarde veraniega en la ciudad. Es por esto que muchas familias se quedarían hasta la noche para exprimir al máximo la jornada. “Hemos almorzado, comido, merendado y cenado aquí”, aseguraba otro de los miembros de esta conocida familia.

Y es parada obligatoria en este día la compra de una cacha de caramelo y unas almendras garrapiñadas. “Es típico en Rioseco de toda la vida”, aseguraba Pedro Rodríguez Fernández, uno de los feriantes que lleva veintiún años viniendo el día de la patrona de los riosecanos. A pesar de haber notado un descenso en las ventas, Pedro afirma que según están las cosas “no podemos quejarnos”. Un ambiente único y especial que tal y como confesaba este feriante “es el sitio más cuidado de todos a los que voy y además la gente es mucho más agradable”.

La jornada festiva terminó pasados pocos minutos de las ocho de la tarde con el popular sorteo de papeletas de la Cofradía de Nuestra Señora la Virgen de Castilviejo y con el canto de la Salve a la Virgen, que tendrá que esperar un año para volver a visitar a los riosecanos. Hasta entonces muchos serán los devotos que se acerquen a saludar a ambas imágenes.

Los números agraciados en el sorteo
Los números que han sido afortunados en el sorteo organizado por la Hermandad de la Virgen de Castilviejo de Medina de Rioseco fueron los siguientes: el número 918, fue el ganador de un cuadro de plata de la Virgen, el 3185 de un lechazo y el 200 se llevó un jamón ibérico.

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