Miedo y preocupación en el comercio ante la oleada de robos

Afectados, comerciantes y hosteleros piden "más seguridad y vigilancia" para poner fin a los numerosos robos que comenzaron a principios de año en Rioseco

Laura Alonso Guerra

Ocho meses de robos. Más de una docena de establecimientos y empresas afectadas. Importantes destrozos. Cientos de objetos sustraídos y buenas cantidades en metálico. Ninguna solución puesta en marcha. Y sobre todo, inseguridad, miedo y preocupación. Esto lleva reinando en Medina de Rioseco desde el pasado mes de enero. Y es que desde que se produjese el primer robo en Artesanía Santa Cruz, los hurtos no han cesado.

Esta terrible sucesión de asaltos y robos, que desgraciadamente se ha convertido en el leimotiv de este año 2013 en Rioseco, ha traído a la ciudad una oleada de preocupación y una sensación de inseguridad que ni entiende de estadísticas, ni se puede paliar con un “hacemos todo lo que podemos”. Los comerciantes quieren y necesitan “más protección y más vigilancia”. Esto es lo que le trasladan los propietarios al presidente de la Asociación de Empresarios y Profesionales de Medina de Rioseco y comarca (Aempryc).

“La inseguridad cada vez crece más, ya son muchos los asociados y no asociados que han sido víctimas de esta sucesión de robos que parece que no va a terminar nunca y ante la que todavía no se ha dado ninguna solución”, asegura Víctor Caramanzana, que también hace un “llamamiento a las administraciones competentes para que se pongan medidas lo antes posible”. De no ser así, esta situación alcanzará un límite en el que hasta los ciudadanos vivan con el miedo de que cualquier día puedan entrar en sus casas.

“A ver a quién toca ahora”. Esta es la frase que se repiten cada día tanto los comerciantes que ya han sufrido algún robo como aquellos que todavía no han sido víctimas de esta banda de rateros. “Tengo miedo de que me pueda tocar en cualquier momento. Sufrí un robo hace cuatro años y es cuando puse las verjas que me dan un poco de seguridad, pero aun así cada mañana temo venir y encontrarme con ellas abiertas o con la luna rota”, cuenta Elga Álvarez, regente de una tienda situada en la calle Mayor, el principal blanco de los ladrones.

María Ángeles González, propietaria de Artesanía Santa Cruz, el primer local asaltado en enero, ha vuelto a sufrir un intento en las últimas semanas. Dice que “la preocupación, el miedo y la inseguridad» es lo que más define su estado actual. Mismas sensaciones que Inmaculada Lora, trabajadora del último local asaltado y uno de los más perjudicados, complementos MJ, que confiesa que pese haber intensificado las medidas de seguridad, “tenemos miedo de que nos vuelva a pasar”.

Sin medios suficientes para una vigilancia nocturna
Pero lo que más preocupa a este colectivo es la falta de soluciones. Artemio Domínguez, alcalde de la localidad, ha afirmado estar “muy preocupado” y que en todo momento ha hecho llegar al capitán de la Guardia Civil de Rioseco dicha preocupación. “Es una situación muy desagradable, en todo momento he cumplido con mi deber que es dar parte y trasladar estas quejas a la Guardia Civil y también he notificado esta inseguridad de los ciudadanos a la subdelegación del Gobierno”, asegura, y añade que, “la Guardia Civil no dispone en la actualidad de los medios suficientes para cubrir esas horas de vigilancia nocturna”.

Sin embargo, los comerciantes dudan que se haya tomado cartas en el asunto. “La solución es que haya más vigilancia, pero siete meses después no hemos notado nada, no hay mejorías y los robos se siguen sucediendo”, afirmaba María Ángeles Tomás, propietaria de la panadería ubicada en la calle mayor que fue víctima de un robo la pasada Semana Santa. “Hasta que no se ponga esta vigilancia no se va a frenar esta oleada, ahora lo tienen muy fácil, no hay ninguna autoridad que les frene”, añade Elga Álvarez. Por su parte, Inmaculada Lora explica que para ella el problema radica principalmente en los mercados. “Si los vigilasen más, en el sentido de ver que hay productos que son de perfumerías y que hay ropas que son de tiendas, y se les exigiese a esos puestos facturas que acrediten esas compras se evitarían muchos robos. Ahora lo pueden vender al libre albedrío, es un chollo para ellos”.

Rodrigo Ánton, uno de los voluntarios de la Agrupación de Protección Civil de Rioseco, recomienda a los comerciantes “que controlen cuando se van que están correctamente cerradas las puertas y verjas, no dejar dinero en efectivo e intentar no dejar los artículos de mayor valor”. María Ángeles confiesa que desde que sufrió el robo “intento dejar lo mínimo posible y no dejo dinero en metálico, pero claro la tienda no me la puedo llevar y traes de casa todos los días”. Los trabajadores ponen de su parte todo lo que les es posible para poder evitar ser víctimas de esta banda y en caso de serlo que les ocasionen los menores daños posibles, pero esto no es suficiente. No es justo que la sociedad riosecana y en especial los empresarios tengan que vivir con el miedo de ser asaltados. “Los comerciantes hacen todo que está en su mano, colocan verjas y alarmas de seguridad, pero lo que es necesario es que haya una vigilancia nocturna”, reafirma el presidente de Aempryc.

Las patrullas ciudadanas no son la solución
En otras localidades españolas, ante una situación similar en la que los comerciantes se encuentran abandonados frente a la amenaza de continuados robos, se han puesto en marcha patrullas ciudadanas. “Creo que no serían una buena solución, la colaboración ciudadana es muy necesaria, pero vigilar y erradicar este problema es competencia de las fuerzas de seguridad”, asegura Rodrigo Antón. Es cierto que puede que no sean una buena idea puesto que los vecinos no están preparados para luchar contra el crimen, pero parece entendible que ante la ineficacia de las autoridades competentes se lo puedan llegar a plantear como una medida desesperada.

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