María y Federico, madrileña ella, segoviano él, fugaces y ocasionales visitantes de Rioseco, han tenido el acierto y buen gusto de elegir esta Ciudad para casarse, como lo hicieron los abuelos maternos de la novia – Teresa y Pepe, mis padrinos de bautizo en San Francisco- , quienes desde el lugar donde esté la buena gente cuando muere, tendrían un nudo en la garganta y la lágrima suelta todo el día. Como el padre del novio.
María y Federico, seguros de lo que hay que estar seguros cuando se da este paso -habiendo ya pasado por el cedazo de alguna dificultad- han tenido la coherencia de formalizar su compromiso ante el altar de Santa María, casi a contra corriente de lo que hoy se estila… Y a los asistentes nos contagiaron su alegría, su ilusión. Magnifico comienzo. Con visita a la ermita de Castilviejo incluida. Como unos riosecanos más…
Un matrimonio feliz es un proyecto común y exige dedicación, fervor, paciencia y tanta disciplina como la que os debieron inculcar en las Academias. Pero no le tengamos miedo a las palabras, ni gastemos innecesariamente el idioma. Un matrimonio feliz requiere solo esto: amor. Sin más, pero sin menos (perdón por la homilía extra y a destiempo…).
Todos cuantos estuvimos junto a vosotros os exigimos que seáis felices. No nos defraudéis.
Federico Ayala Miranda. (Capitán de la guardia civil, perteneciente a la policía judicial, destinado en la Comandancia de Valladolid) y María Díaz Pizarro. (Policía nacional, con destino actual en Madrid. Su abuela materna era de Rioseco), contrajeron matrimonio el pasado sábado 6 de octubre en la iglesia de Santa María de Mediavilla y celebraron un banquete en el Hotel Vittoria Colonna. Los novios quieren dar las gracias a través de La Voz a toda la gente de Rioseco que tuvo participación en la boda por el trato tan amable recibido.