‘Machaquito’ en la corrida de fiestas de 1904

Una de las figuras de la tauromaquia de principios de siglo XX hizo el paseíllo en Rioseco para estoquear cuatro toros de Villagodio junto a 'Segurita'

Por Ángel Gallego Rubio

machaquitorioseco01
recortelafiestanacional1904Era normal en los primeros años de existencia del Coso del Carmen la presencia de figuras en los festejos que en él se celebraban, tanto por San Juan como por las fiestas de septiembre. Así, hasta los primeros años del siglo XX, encontramos carteles con los nombres de Cúchares, Mazzantini, Frascuelo, Antonio Fuentes, Bienvenida (padre)… que, además, solían lidiar toros de los que pastaban en los prados riosecanos: Vicente Cuadrillero, Manuel Garrido, Carreros, Moronati, el Marqués de Villagodio

machaquitorioseco03De este último fueron los seis que se lidiaron el día de San Juan de 1904, cuatro para la primera figura, Rafael González Machaquito y dos para Antonio Segura Segurita. Aquella corrida debió de causar gran expectación, pues, además de obligar, como era costumbre, a establecer trenes especiales, logró ocupar varias páginas de revistas taurinas de la época como La Fiesta Nacional o Sol y sombra, de donde hemos podido rescatar la colección de fotografías que acompañan a estas líneas y que nos muestran cómo era la plaza de toros de Rioseco hace más de un siglo. No hay muchas variaciones con la actualidad, pero sí que nos llaman la atención algunas cosas: la ausencia de los pilares de obra en los característicos burladeros y la desmesurada altura de los mismos, la ausencia de la puerta que conduce directamente del ruedo a la enfermería, la escasa concurrencia en los tendidos de sol, el que muchos espectadores permanezcan de pie y la costumbre de  algunos espectadores de barrera de sentarse sobre el antepecho dejando colgadas las piernas hacia afuera.

Las fotografías las firmaron los señores Casado Pardo y González Millares, y los cronistas no se ponen de acuerdo en la actuación del astro cordobés, vestido aquella tarde de negro y azabache, pues a pesar de obtener oreja en tres de sus toros, la crónica de Sol y sombra llega a decir que “sólo vino a por las cinco mil” en alusión a su caché. En lo que sí están de acuerdo es en la buena presencia de los toros de Villagodio. Y también en su mansedumbre…

Machaquito: Califa, gran estoqueador y marca de anisado

montaje 1Machaquito (Rafael González Madrid; Córdoba, 1881-1955) es uno de los cinco Califas del Toreo cordobeses y figura destacada de principios del siglo XX. Recibió la alternativa en Madrid el 16 de septiembre de 1900 de manos de Emilio Torres Bombita, que le cedió el toro Costillares, del Duque de Veragua. Su año más exitoso, sobre todo por la gran cantidad de actuaciones, cien, fue la campaña de 1904, cuando actuó en los sanjuanes riosecanos.

Durante la primera década del siglo XX, el estilo noble, rudo y peleón de Machaquito compitió con con la técnica más depurada pero igualmente temeraria de Ricardo Torres Bombita. La aparición de nuevos toreros como Vicente Pastor, Rafael El Gallo, y sobre todo Joselito y Juan Belmonte, hizo que su fama decayera, hasta que se cortó la coleta después de dar la alternativa a Belmonte en la plaza de toros de Madrid, el 16 de octubre de 1913. Torero corto, nervioso, pero de gran voluntad.

Su corta estatura hacía vibrar a los públicos. Se considera como uno de los personajes más valientes de la tauromaquia. En 1902 le fue concedida la Cruz de la Beneficencia por su heroicidad al librar de los peligros de un toro a los espectadores que habían caído al ruedo al derrumbarse parte de un tendido en Hinojosa del Duque (Córdoba).

machaquitorioseco04Machaquito debe el apodo a su facilidad para matar los toros certeramente, siendo suya la más famosa estocada de la historia del toreo, la que propinó al toro Barbero de Miura en la plaza de Madrid el 9 de mayo de 1907 al que, despacio y doblándose sobre el pitón, dio una estocada de la que el toro salió tambaleándose y llevando en el asta derecha un trozo de la pechera del torero. Mariano Benlliure realizó una genial representación escultórica de aquel momento, que pasaría a la historia como La estocada de la tarde. Y Machaquito pasó a la historia, además de por su valor, por prestar su nombre y su imagen a una, en su tiempo, famosísima marca de anisados.

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