El habitual colaborador de este diario, Gonzalo Franco Revilla, ha realizado un exhaustivo y pormenorizado estudio sobre los exvotos recogidos en la ermita de Castilviejo, patrona de la ciudad de los Almirantes, y que el domingo celebrará su festividad. En este artículo se recoge tan sólo un fragmento del amplio estudio, que se puede descargar de forma íntegra en el siguiente enlace.
In memoriam José Antonio Pizarro de Hoyos
(…) En cuanto a los exvotos depositados en la ermita de la Virgen de Castilviejo vamos a realizar una serie de consideraciones a partir de un análisis lo más pormenorizado posible y también de una serie de notas diferenciadores comunes a todos los centros marianos y a sus exvotos. Estas notas serían:
Publicidad: Debe ser público, o sea, dar a conocer el favor recibido, dejando constancia del hecho. Los agradecimientos se expresan en términos como «para memoria», «en acción de gracias ofrecí ponerle este recuerdo», «este cuadro testimonia lo ocurrido», etc. Los exvotos se hacen para ser expuestos en los altares y camarines de las imágenes benefactoras, o también en las paredes y techos de las ermitas y santuarios, para que todos los devotos puedan reconocer las actuaciones milagrosas.
Relación: El exvoto ha de tener, así mismo, una relación con la persona que ha recibido el favor y el suceso portentoso que lo motiva. Y así, el exvoto describe el hecho milagroso y los datos personales del beneficiario, o bien es una replica del miembro o la parte del cuerpo sanada, o un objeto perteneciente al oferente o incluso un retrato del beneficiario. En cualquier caso, la ofrenda votiva tiene un carácter de representación que la diferencia de las ofrendas monetarias o de otras formas indiferenciadas, como las lamparillas de aceite, las velas y más aun de las donaciones sacrificiales destinas a ser consumidas.
Permanencia: Es decir, se pretende dar a conocer de manera perpetua los poderes sobrenaturales de una determinada imagen.
Estas tres características explican la multiplicidad de formas que guardan los exvotos:
Replicas de órganos y miembros en hojalata, plata o cera, de fabricación industrial o artesanal.
Aparatos ortopédicos, prótesis. Objetos de uso personal: ropa, gafas, bastones. Partes del propio cuerpo extirpadas, cortadas o arrancadas: cabellos, dientes… Fotografías, cartas, cuadros y todo objeto relacionado con la situación que motivo la ofrenda. Dinero, alimentos, pagos en especie. Son característicos sobre todo de las subastas, lo que simbólicamente se considera apoderarse de alguna parte de la imagen relacionada con la promesa realizada o bien para poder llevar a la imagen en andas durante la procesión.
En cuanto a la situación de las ofrendas situadas en la ermita de la Virgen de Castilviejo hay que señalar que no se encuentran réplicas de partes del cuerpo, ni aparatos protésicos, ni objetos personales, ni dinero, ni alimentos. Es probable que los sucesivos arreglos, restauraciones y obras realizadas en el interior de la ermita llevaran a muchos de estos objetos a desaparecer.
Existen dos salas donde nos encontramos los exvotos supervivientes. Una sala más noble que sería el Camarín de la Virgen, a la que se accede desde una puerta de madera dentro del recinto y a través tanto del patio como de la iglesia. En este lugar nos encontramos encuadrados los más antiguos ejemplares de exvotos, en un número de trece (13). El más antiguo está fechado en 1769 y corresponde a una ofrenda de Juan Ureña Benero, con un texto que dice: “vecino de la ciudad de Medina de Rioseco. Estando enfermo de peligro sin esperanza debida le ofrecieron a Nª Srª de Castilviejo y por su intersección cobró salud y del mismo modo su mujer Dña Melchora Escobar y los hijos Suzecido (sic). Año De 1769. Existe otro cuadro fechado en 1855 que corresponde según el texto: “Dª Juaquina(sic) María de Castilviejo García y Fonseca hija del Sr. Antonino y de Doña Raimunda Escobar, vecinos de Rioseco hallándose peligrosamente enferma de una fiebre cefálica.
Esta Joaquina correspondería a una hermana del insigne escritor y político riosecano Ventura García Escobar. Otro destacado es el cuadro que corresponde a la persona de Juan Rodríguez Carretero, nacido el 12 de Junio de 1831 en nuestra ciudad. Tallista, carpintero y ceramista. Autor de los tableros de los pasos procesionales de La Soledad, La Dolorosa y El Ecce Homo, muy aficionado a “dejar” notas en algunos de sus trabajos de agradecimiento por los favores recibidos y padre del famoso escultor riosecano Aurelio Rodríguez Vicente Carretero.
En el cuadro se puede leer: “Juan Rodríguez Carretero, en seis veces que ha surcado la gran Oceanía y hallándose en peligros próximo a naufragar y perecer con solo acordarse de su patrona nuestra Sra de Castilviejo, ha sido siempre salvado de todo peligro, habiéndose casi (sic) libre en la mar y en las tierras desde el año de mil ochocientos cincuenta hasta mil ochocientos ochenta. Su gratitud y carió ofreció a la Virgen y a su pueblo este recuerdo”. (…)
Por el Camarín y enfrente de su puerta de entrada existe una pequeña sala abovedada de piedra con suelo de rejilla metálica y carente de ventanas donde encontramos la mayor parte de las ofrendas en tres de sus paredes a la izquierda según accedemos desde la puerta unos 56 cuadros sujetados en 4 listones o tablas, a la derecha 74 sujetados en 4 listones o tablas y enfrente un cuadro de mayor tamaño. La mayor parte de las fotografías corresponden a personas realizando el servicio militar o vistiendo el uniforme. (…)
En la ermita de Castilviejo se encuentran todavía estas sencillas muestras de devoción, cuando en muchas ermitas de la geografía regional y aún nacional han sido eliminadas, con la excepción quizás, de Andalucía, donde permanecen aún los rasgos más antiguos de una práctica en desaparición. En la ermita de Castilviejo conservamos muestras de esta popular devoción, ejemplo vivo de memoria popular y del especial fervor de los riosecanos a su patrona, sería importante mantener y cuidar estos objetos para el conocimiento futuro y de las generaciones venideras.