“El problema con los árbitros es que conocen las reglas, pero no el juego”, afirmaba tajantemente William ‘Bill’ Shankly, el entrenador leyenda del Liverpool. Todo el que vivió el partido del pasado domingo entre el Club Deportivo Rioseco y el CD Navarrés estará, en cierta parte, en desacuerdo con esta afirmación. Y es que los jueces de línea no parecían tener muy claro en qué consiste un fuera de juego y, equivocadamente, izaban, una y otra vez, el banderín cuando la zaga riosecana acechaba peligrosamente la portería rival. Exactamente igual que la típica compañera de clase que ocupa uno de los primeros asientos del aula y que levanta la mano para, con premeditación y alevosía, preguntar qué es nocturnidad al catedrático de turno. Tan contradictorio como absurdo.
El partido comenzó como si fuese la última clase antes de una prueba final: intenso y con un Rioseco entregado y dispuesto. En el minuto 8, un perfecto tú a tú entre Paco y Ángel no fue remachado por Paco. Poco faltó para que la punta de su bota estrellara el balón en la red de Quique. La precisión, la intensidad de juego, el orden y la incapacidad del conjunto rival, que esperaba el ataque riosecano aturdido y nervioso como quien espera la hoja de un examen, reinaban en el envidiable césped del Juan Carlos Navarro.
Pero, al igual que se esfuma la alegría del estudiante cuando gira el folio del examen, el conjunto arbitral acabó a golpe de silbato y banderín, una y otra vez, con la iniciativa de los blanquinegros. Y es que el juego subterráneo y los errores del colegiado y los jueces de línea mandaron por encima del fútbol. Los de David creaban juego en el centro, recuperaban balones y en cuanto se arrancaban al ataque, justo en el momento de sentenciar la jugada, aparecía la mano del línea. Hasta en cinco ocasiones el trencilla, como si tuviese una venda en los ojos, secundó la equivocada decisión de su compañero en la banda.
Entre tanta guerrilla, el Rioseco consiguió llegar con peligro un par de ocasiones más. La más clara llegó de una jugada encabezada por el juvenil, Sergio, que batió en velocidad a los de rojo y combinó sus pies con los de Gómez, que solo tuvo que empujar el balón para sumar el primero al marcador. Pero, de nuevo, apareció el colegiado. Corría el minuto 43 en el marcador cuando Valdi, con el hombro, cortó un balón que amenazaba con envenenarse en el área. Nadie sabe ni cómo ni por qué el árbitro sacó una tarjeta amarilla al lateral y otorgó la pena máxima. Gonzalo fue el encargado de disfrutar del excesivo regalo, poniendo las tablas en el marcador. Apenas se había recuperado el Rioseco cuando Javi hizo el segundo para los suyos. El maldito gol psicológico.
Con inferioridad en el marcador, se dio paso a la segunda mitad del encuentro. El Rioseco no había dicho aún su última palabra. Los locales dieron paso a los costados y emergió, casi por arte de magia, el fútbol. Álvaro se sacó de la chistera un gran pase, pero de nuevo apareció el fantasma del fuera de juego y su íntimo amigo el de amarillo. Quien, sin embargo, mostró su cara más amable con el conjunto de rojo, perdonando la segunda amarilla a Gonzalo.
Volviendo a Bill Shankly, cabe recordar que fue él quien hizo colocar en el pasillo de los vestuarios al verde de Anfield la más que conocida frase “This is Anfield”. El Rioseco tiñó de blanco y negro la máxima de los reds, dispuesto a demostrar al Navarrés que “Esto es el Juan Carlos Navarro”. Christian hizo aparición en el terreno de juego, en sustitución de Sergio, con el mismo fin que perseguía el técnico británico: dejar claro a los rivales de qué pasta hay que estar hecho para defender la blanquinegra. De sus botas, precisamente, llegó el empate. El joven, que se desenvuelve en el área como pez en el agua, hizo las delicias de los riosecanos en su debut en el Juan Carlos Navarro. Con las tablas en el marcador, el Rioseco intentó venirse arriba para arrancar los dos puntos restantes al Navarrés, pero el partido fue diluyéndose como un azucarillo en una taza de café recién servido.
Recordando, de nuevo, a los jueces de línea y, sin olvidar, a la ya mencionada compañera de clase, lo cierto es que al final del encuentro a jugadores y aficionados les asaltaron un montón de dudas y preguntas. Y, a buen seguro, si los árbitros acostumbrasen a hacer ruedas de prensa, habría más de una mano alzada. Pues la explicación de por qué el Rioseco no sacó los tres puntos no vestía de rojo. Ni tampoco de blanco y negro. Los protagonistas, el domingo, vestían de amarillo.
CD Rioseco: Fonso, Valdi, Sánchez, Guille, Suso, Gómez, Sergio (min.60 Christian), Baeza, Paco, Ángel Molina y Alberto.
CD Navarres: Quique, Gonzalo (min.82 Rega), Alfredo, Javi, Álvaro, Borja, Jime, David, Juanma (min.46 Monchu), Samu (min.87 Miguel) y Christian.
Marcador: 1-0 Gómez, min.35; 1-1 (p.) Gonzalo, min.43; 1-2 Javi, min.45; 2-2 Christian, min.70.
Árbitro: El colegiado, Óscar Sánchez Carbajo, mostró cartulina amarilla a Sánchez, Valdi, Suso, Baeza, Ángel Molina y a Paco por parte del Club Deportivo Rioseco. Y a Gonzalo, Christian, Álvaro y David del Navarres.
Incidencias: Partido correspondiente a la novena jornada de liga, disputado en el Juan Carlos Navarro.