La Cofradía de San Juan de la Cruz, de Medina de Rioseco, celebró ayer la festividad de su santo titular. A media mañana, el estallido de los cohetes anunciaba el inicio de la celebración cuando los más de 20 hermanos, que componen esta centenaria cofradía, acompañaron al mayordomo de este año, Doroteo García, desde su casa hasta la iglesia de Santa María en la que tuvo lugar la misa que fue oficiada por el sacerdote de la parroquia Roberto Pérez.
Como es costumbre, el mayordomo, que portó la vara de la cofradía, obsequió en su casa a los cofrades con dulces y orujos. Tras la misa, el estallido de los cohetes volvió a sonar y los cofrades tuvieron la reunión anual para tratar distintos temas antes de que se llevara a cabo una comida de hermandad en el Restaurante de La Rúa.
“Es esta una cofradía con gran antigüedad”, señaló el presidente de la hermandad, Jesús San José, quien adelantó que la cofradía quiere para el próximo año hacer unas medallas para los hermanos. Por su parte, el segundo cofrade con más años en la hermandad, Miguel Ángel Martín, recordó cuando hace 51 años ingresó en la cofradía por su abuelo materno Nicolás Viñas. Martín explicó que hace años la fiesta, antes de que fuera cambiada al 14 de diciembre, aniversario de la muerte del santo, era el 24 de noviembre y la celebración se llevaba a cabo en la iglesia de Santiago con la presencia en el presbiterio de una imagen de San Juan de la Cruz.
Como sucede en otras cofradías de Rioseco, existe una importante tradición familiar, como lo demuestra el cofrade más veterano de la hermandad Frutos Sánchez, quien a sus 86 años ha visto como pasaban también a ser cofrades su hijo Frutos y su nieto José, como el propio presidente quien se hizo cofrade por su suegro Lino Margareto y al que ahora acompaña su hijo Jesús, como Vicente Gutiérrez a quien acompañaban sus hijos Vicente y Miguel o como Primitivo Francisco al que también acompañaba su hijo Alberto.
San Juan de la Cruz nació en Fontiveros, provincia de Ávila, hacia el año 1542. Pasados algunos años en la Orden de los Carmelitas, fue, a instancias de santa Teresa de Ávila, el primero que, a partir de 1568, se declaró a favor de su reforma, por la que soportó innumerables sufrimientos y trabajos. Murió en Úbeda el año 1591, con gran fama de santidad y sabiduría, de las que dan testimonio precioso sus escritos espirituales. Fue beatificado en 1675 por Clemente X y canonizado por Benedicto XIII, en 1726. Posteriormente, en 1926 Pío XI lo proclama Doctor de la Iglesia Universal y en 1952 es declarado patrono de los poetas españoles.
Es posible que la devoción en Rioseco por San Juan de la Cruz haya que buscarla en la existencia en la localidad de dos conventos Carmelitas, uno desaparecido de frailes llamado de Nuestra Señora de la Encarnación, que, fundado en 1588 bajo el patronato de Ana de Mendoza, mujer del séptimo almirante de Castilla, Luis II Enríquez de Cabrera, estaría situado en el lugar que hoy ocupa la plaza de toros, y el otro de monjas que, fundado en 1602 bajo la protección de Vittoria Colonna, esposa del octavo almirante de Castilla, Luis III Enríquez de Cabrera, sería el existente de San José que hace años abandonaron las religiosas. En la iglesia del convento femenino, junto al retablo mayor se conserva sobre una ménsula una escultura de San Juan de la Cruz del siglo XVII. Otra escultura de este santo, también del siglo XVII, habría existido en el claustro bajo.