
Como cada año, la JAL, que agrupa setenta profesionales del campo, ha organizado los actos de celebración. Una misa en la iglesia de Santiago, presidida por el párroco local Juan Carlos Fraile, abrió paso a la procesión con el Santo, que fue donado en el año 57 por la abuela de Víctor Frontela que, como es tradición, llegó hasta el puente de la carretera Villarramiel, acompañado por un grupo de dulzaineros, donde se bendijeron los campos y se envió la súplica porque la lluvia riegue las cosechas y de fecundidad al trabajo de todos los agricultores riosecanos.
La tradicional comida de hermandad, que ha tenido lugar en el Restaurante Enlace, puso fin a una jornada en la que todos los agricultores dejaron a un lado la preocupación por la mala situación que atraviesa su sector, para disfrutar al máximo el día de su patrón, en compañía de todos sus compañeros. Aprovechando que estamos en periodo electoral, Frontela quiso hacer un llamamiento a los diferentes partidos políticos pidiéndoles una mayor implicación para con su sector. “Quería pedirles que tengan en el punto de mira a la agricultura y a la ganadería, porque somos los que levantamos la economía. Un pueblo como Rioseco no puede vivir del turismo”, aseguró.
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