Las fiestas de verano, que la localidad de Quintanilla de Arriba, cercana a Peñafiel, celebra cada mes de agosto, tuvieron de pregonero este año al riosecano Leoncio Espeso. El propio alcalde del municipio, Tomás Madrazo, fue el encargado de presentar a Leoncín, como cariñosamente llamó al riosecano y del que recordó que “siempre ha llevado a Quintanilla en su corazón”.
Con palabras cercana, el pregonero, desde el balcón del Ayuntamiento, supo atraer la atención de sus antiguos convecinos recordando los felices años de su niñez que pasó en Quintanilla. “Nunca me he ido y nunca he dejado de correr por estas calles”, expresó el riosecano quien agradeció al municipio que, “a pesar de haber sido un niño muy trasto forjasteis un corazón muy grande”.
Visiblemente emocionado, no dejó Leoncio Espeso de volver en sus palabras al pasado, y recordar las peñas de su niñez, los juegos, las peleas entre niños, las fiestas con sus peñas o cuando cogía los nidos en el lavadero para concluir de forma rotunda que “no hay día que no me acuerde de vosotros”.
Estas fiestas de verano de Quintanilla de Arriba son en honor San Masín, santo apócrifo, del que este año el municipio ha estrenado una escultura realizada y donada por un vecino. Unas fiestas que se comenzaron a celebrar hace unos años como una manera de hacer participar de la fiesta a todas esas gentes que luego en octubre no pueden ir, por motivos de trabajo o de estudio, a las fiestas de la Virgen del Rosario. De estas fiestas se podrían resaltar, por originales, los encierros típicos, que ya han sido catalogados como los más ecológicos de Europa.
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