La Cooperativa Agraria Coproga, de Medina de Rioseco, ha celebrado la I Jornada de Mujeres que han calificado de “exitosa”, tanto por la repuesta y participación como por el buen ambiente que se generó entre las asistentes logrando no sólo información sobre la empresa de economía social que prolonga sus explotaciones familiares sino la empatía necesaria para encarar el futuro con las sólidas bases que proporciona la información y el conocimiento.
El concurso de la mujer, su participación e implicación, es esencial en todos los sectores, también en el agrario. Quizás todavía más, porque las labores en las fincas de cereales obligan, casi siempre, a realizar las tareas desde la soledad a la que obligan las labranzas, siembras, aplicaciones de fertilizantes o cosecha. Motivo por el que la puesta en común alrededor de un mismo proyecto debe realizarse fuera del trabajo en la explotación familiar, convirtiéndose la cooperativa, como extensión e instrumento de los agricultores asociados alrededor de la empresa de economía social, en el marco más adecuado.
Porque la cooperativa proporciona a los socios, generalmente agricultores con explotaciones familiares de diverso tamaño, todo aquello que necesitan para el correcto desarrollo de su actividad. Les garantiza las ventas de sus productos, realizadas por profesionales cualificados, y les aporta todos los insumos, los suministros de fertilizantes, semillas, fitosanitarios y carburantes que requieren a los precios más competitivos que se logra alcanzar, uniéndose todos, economías de escala adecuadas tanto para las ventas conjuntas como para las compras.
El cooperativismo, como modelo empresarial de economía social, se fundamenta en el compromiso de los socios basado en la confianza que se logra desde la total información, transparencia y fidelidad. Conocer las reglas del juego de las que los socios se dotan para hacer firme el proyecto común es básico.
Coproga no sólo lo entiende así sino que, dando un paso más para robustecer la empresa, ha abierto sus puertas a sus socias y a las mujeres y madres de sus socios que, en muchas ocasiones, los apoyan a la hora de compartir los trabajos que la explotación familiar requiere, desde las tareas agrarias hasta las cuentas, impuestos, declaraciones y resto de burocracia, tan importante en la actualidad como el trabajo en el campo.
Y lo ha hecho organizando una jornada en la que se ha mezclado la parte lúdica con la informativa e institucional, logrando de esta manera generar empatía entre las asistentes que, a tenor de la satisfacción, con toda probabilidad llevarán a repetir la iniciativa.
Varias decenas de mujeres de la cooperativa se reunieron alrededor de una café en Medina de Rioseco, acompañadas por Mª Teresa Vázquez de Prada socia, agricultora en activo y actualmente miembro del Consejo Rector de la Cooperativa Coproga, que dirigió la jornada.
Tras la visita al Museo de San Francisco, las participantes, atendidas por la gerente de la Cooperativa, Mónica Martínez, conocieron el funcionamiento de la empresa, cómo se organizan las campañas, la seguridad comercial que tienen para toda su producción al estar integrados en el Grupo AN, que garantiza la venta y cobro de sus cereales, además de proporcionar a los precios más competitivos los fertilizantes, semillas, fitosanitarios y carburantes que necesitan los agricultores. Información a la que siguió una mesa redonda en la que todas ellas pudieron no sólo preguntar, para ahondar en detalles, sino exponer sus argumentos.
La mañana culminó con una comida de hermandad en la ermita de Castiliviejo, donde degustaron una suculenta paella, mesa que proporcionó fuerza y energía para visitar la fábrica de harinas y poner fin a esta I Jornada de Mujeres de la cooperativa de Coproga con un paseo en barco por el Canal de Castilla.
Una jornada que, por la satisfacción de las asistentes, a buen seguro se repetirá en los próximos años.