Las cositas del toreo


Curro Leyes

No era el artículo de este mes, pero la actualidad manda y más aún si la misma atenta contra los cánones del toreo.

Hace unos días se presentó en el taurino Hotel Wellington de la calle Velázquez de Madrid, el proyecto Tauromaquias Integradas con el maestro José Miguel Arroyo ‘Joselito’ como abanderado y cabeza visible del mismo, y apoyado por distintas personas del mundo del toro como su padre adoptivo y apoderado Enrique Martín Arranz, el maestro José Luis Bote, el cantante y apoderado Caco Senante, los ganaderos Borja y Juan Pedro Domecq, así como filósofos, biólogos, veterinarios y hasta psicólogos.

Tal y como expuso el maestro madrileño en la presentación, Tauromaquias Integradas “nace del inmovilismo que veíamos en el aficionado y en los profesionales para hacer frente a la delicada situación de la Tauromaquia por los ataques externos. Vimos que era hora de hacer algo y nos reunimos con filósofos, periodistas, toreros, aficionados, artistas, empresarios y profesionales del sector para dar respuestas a los problemas que veíamos en la sociedad actual».

Si bien no se han concretado las líneas rectoras del proyecto, y a falta de una mayor información por los promotores del mismo lo que obliga al que suscribe a ser extremadamente cauteloso en sus afirmaciones, lo cierto es que se atisba de forma sibilina un ataque a la Fiesta y a su esencia. El dinamismo no está reñido con el respeto a los cánones del Toreo, y prueba de ello que en no pocas ocasiones, se ha convertido en un baluarte de las posiciones y argumentarios animalistas.

Y lo más sorprendente es que la cabeza visible sea mi admirado D. José Miguel Arroyo ‘Joselito’, uno de los mejores toreros de la historia de la tauromaquia y emblema de la defensa de la pureza del Arte de Cúchares.

No es intención mía descubrir al maestro a estas alturas, sería una torpeza, pero a juicio del que suscribe es un torero que aunaba los valores y virtudes que todo coletudo debe tener no sólo para ser figura del toreo sino también un referente para generaciones venideras: perfecto conocedor de todas y cada una de las suertes las cuales las ejecutaba con extraordinaria pureza; con una variedad capotera digna de elogio consecuencia de su fructífero paso por la escuela taurina de Madrid; con un gran sentido del temple y con una estética y plasticidad solo al alcance de los elegidos. Gozaba de una muleta prodigiosa, poderosa pero a la vez artística, y con un sentido escénico de la lidia que nos trasladaba al toreo del siglo XIX y principios del pasado. Y cómo no, un excelente estoqueador, atacaba por derecho haciendo perfectamente los tres tiempos.

Recuerdo con nostalgia las ceremonias de alternativas y confirmaciones en las que participaba, con la montera calada y un fuerte apretón de manos. Con carácter previo a la ceremonia acostumbraba a mandar a su mozo de espadas para que comunicara al del toricantano el “guion” de la misma “El maestro no se desmontera y únicamente estrecha la mano, nada de besos y abrazos”.  

Torero independiente y valiente que fue capaz de hacer claudicar a las más potentes familias taurinas, tributando por el correspondiente impuesto en sus horas más bajas (que no fueron pocas por su “fragilidad mental”) pero hasta en su adiós fue puro y valiente “Me voy porque me falla la bragueta”

Fue adalid, junto con el monstruo de Galapagar, en la guerra de las televisiones, en su idea de dignificar al profesional. Reconozco que tenía su parte positiva pero también negativa.

En definitiva, para muchos aficionados ha sido un ejemplo de hombría, torería, sinceridad y de puridad, por lo que me resulta sorprendente, a la vista de lo que ha trascendido, su implicación en este nuevo proyecto denominado Tauromaquia Integradas.

Tal y como recogió un portal taurino “La base del proyecto Tauromaquias Integradas son los estudios académicos realizados en numerosas disciplinas que afectan a los que desarrollan el toreo en todas sus vertientes, como la psicología o la biología, con reputados ponentes, como Fernando Gil Cabrera«.

«Desde la divisa, cuya sujeción cambiaría de sistema de sujeción, hasta la puya, que mejoraría su penetrabilidad, posibilitaría la dosificación de los puyazos y que el picador se pueda defender con la sangre precisa para la lidia, pasando por las banderillas, que perderían su rigidez para evitar accidentes, y el estoque, con innovaciones del doctor Rafael de Lara que lo convierten en una espada articulada que evitaría las entradas constantes al dejar parte de su filo en el interior del toro para que haga daño.”

Aparte de estas cuestiones aborda otras relativas a los festejos populares con el objetivo de crear una Liga de Municipios y apoyar los festejos en las plazas de tercera y cuarta categoría. Nada que objetar al respecto a falta de conocer las líneas maestras.

En relación con los festejos de montera y con lo expuesto en párrafos procedentes, cierto es que a ningún aficionado le gusta cuando el picador marra en el puyazo y la vara viaja a “otros lugares” no muy ortodoxos; no conozco a ningún aficionado que disfrute viendo una banderilla a ambos lados del lomo del toro; y a nadie le es agradable cuando el matador asesta un bajonazo, o cuando necesita de varias entradas y lo mismo sucede con el verduguillo, pero…¿es por ello por lo que tienen que cambiar las reglas? Rotundamente no señores.

Y este es el motivo de esta reflexión que pongo por escrito porque me inquieta que por contentar a unos pocos se ponga en peligro la esencia y los cánones del toreo. El siguiente paso bien podría ser que los toreros salieran al ruedo con protecciones, y sino tiempo al tiempo. Cierto es que alguno podría argumentar que también se pusieron petos a los caballos y se siguen celebrando corridas de toros. Entiendo que son cuestiones distintas.

Lo que realmente me preocupa es si la finalidad de esta parte del proyecto es la de dulcificar la Fiesta dando pábulo y fundamento a las tesis animalistas de los que dicen serlo, cuando en realidad la inmensa mayoría de ellos no tienen el más mínimo conocimiento de la Fiesta y de la crianza del toro bravo. Supondría caer en la trampa que nos han tendido porque, y no nos engañemos, les importa un bledo los animales, lo único que persiguen es acabar con las corridas de toros por motivos espurios que nada tienen que ver con el bienestar animal pero sí con cuestiones ideológicas, desconociendo e ignorando que la Tauromaquia no es de España, sino de los españoles, pero también de los portugueses, de los franceses, de los chinos, de los japoneses, de los peruanos, de los colombianos, de los ecuatorianos…es universal.

Me preocupa que la consumación y puesta en práctica del proyecto Tauromaquias Integradas anunciado, e insisto que a falta de una mayor concreción por los promotores del mismo, sea un paso atrás en nuestro objetivo de situar la Fiesta en el lugar que siempre ha ocupado, y en el que debe volver a ocupar. Como decía el recordado Víctor Barrio, “la Fiesta no hay que defenderla hay que enseñarla” y efectivamente así es.

La pretendida instauración de una espada articulada, el cambio de mecanismo a la hora de sujetar la divisa, el cambio de la puya al objeto de facilitar su penetrabilidad y mayor dosificación del castigo tienen su solución en medidas que lejos de atentar contra los cánones del toreo, lo dignificarían. Y lanzo una idea al respecto, limitar las entradas a matar con el estoque y con el descabello.

En relación con la puya, el tema es mucho más complejo y motivo de otro artículo, o de otros cuantos. El problema viene de la progresiva falta de casta y bravura del toro. Hay miedo por parte de los ganaderos a crear un toro bravo, pero insisto que esto es objeto de otro debate.

Volviendo al fondo del asunto, o mejor dicho al trasfondo del mismo, debemos ser muy cautelosos con este tipo de proyectos surgidos frutos del “dinamismo”, y por el contrario no tener complejos en defender y explicar en esta nueva sociedad “buenista” que nos están imponiendo que todo lo que se hace en el ruedo tiene su sentido y su razón de ser: desde que se le pone la divisa hasta el momento de la estocada. Hay que bajar al ruedo y enseñar al público porqué se le pone un puyazo al toro y se le hace sangrar, la razón de ser de los rehiletes y del porqué tras crear una obra de arte en un cuerpo a cuerpo entre el toro y el torero, llega el momento de la muerte. Cierto sector de la sociedad pretende imponernos que la sangre de un toro traumatiza y su muerte hay que esconderla, y lo peor de todo es que está calando en gran parte de la misma.

Esta estrategia está íntimamente relacionada con la idea de imponer un modo de vida en que todo es maravilloso, el dolor no existe, el sacrificio debe erradicarse, la muerte debe esconderse…y los animales hablan: pues ya les digo desde esta tribuna que por muchas veces que lo he intentado con todos los animales que he tenido a día de hoy ninguno me ha contestado dándome los buenos días o las buenas tardes, y mucho menos me han contado sus dolencias cuando les he visto con síntomas de ello.

El Toreo es el que ha sido siempre, y así debe seguir, sin renunciar a los “dinamismos” pero siempre manteniendo intocables sus cánones, y no por contentar a unos pocos se avance en una dirección que no tenga vuelta atrás. A pesar de todo lo manifestado, he de decir que confío en que el maestro Joselito será guardián de la pureza de la Tauromaquia.

¡Viva el Toreo!

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