Las clarisas celebran su fiesta con dos nuevas novicias

Sor Beatriz se ha iniciado a la vida religiosa en el cenobio y sor Clara Inés ha celebrado su profesión simple días antes de la festividad de Santa Clara

Redacción/ Natalia D.C. Fotos: Fernando Fradejas

11 de agosto. Festividad de Santa Clara. La comunidad clarisa de Medina de Rioseco celebra su fiesta y en esta ocasión lo hacen con una buena noticia: el estreno de noviciado de dos jóvenes religiosas procedentes de Tanzania, que hace unos días han protagonizado la iniciación a la vida religiosa y una de ellas ha celebrado su profesión simple. El joven sacerdote Jesús García presidió una celebración que tuvo como punto álgido la procesión de Santa Clara por el patio del cenobio riosecano. El santísimo visitó los tres altares instalados para este desfile.

El pasado dos de agosto, la joven tanzana Inés Mushi se iniciaba en la vida religiosa después de dos años en el convento riosecano formándose para, en un futuro, convertirse en monja clarisa. Tras la bendición del hábito religioso, sor Beatriz, -nombre elegido por la postulante- solicita a la abadesa “experimentar vuestra vida religiosa y me enseñéis a contemplar piadosamente a Cristo pobre y crucificado”.

Sor Beatriz se encontraba “feliz” y explicaba a La Voz que es un día “especial y muy esperado”. Tras vestirse con el hábito que llevará durante el noviciado, la abadesa entrega la Regla y las Constituciones de la orden clarisa, además del libro de la Liturgia de las Horas. Por su parte, la abadesa Sor Aurora se encontraba “emocionada y orgullosa”.

No obstante, aún le restarán casi cinco años para terminar su formación. “Lleva ya dos años con nosotras, pero ahora tiene que permanecer dos años de novicia y otros tres con un hábito ya parecido al nuestro”.

Unos días antes, la iglesia del convento riosecano acogió también otro rito. Fue el de sor Clara Inés, la joven tanzana Janeth Raymondi Mboya, que celebró su profesión simple, en una eucaristía presidida por el hermano Ángel María Fernández de Pinedo, asistente provincial de la Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara. Durante la liturgia, el celebrante interrogó a la novicia quien se comprometió con los votos de pobreza, castidad y clausura. Para finalizar sor Clara Inés recibió de la abadesa el velo blanco, la regla, el crucifijo y la medalla de la Inmaculada Concepción.

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