Las águedas volvieron a tomar las calles riosecanas en el día de su patrona para reivindicar el papel de la mujer y pasar una jornada de diversión y alegría en compañía de todas las componentes de esta cofradía de la Ciudad de los Almirantes. A las once de la mañana la alcaldesa saliente, Mercedes Vallecillo acompañada por la Vara y la Junta de la Cofradía de Santa Águeda recogieron a la nueva alcaldesa en su domicilio para concentrarse en el Consistorio, donde fueron recibidas por la Corporación municipal.
El alcalde de la localidad, Artemio Domínguez, quien entregó el bastón de mando a Marina Alonso, la deseó «mucha suerte» durante su mandato y aseguró que ayudada por todas las mujeres riosecanas y sus hermanas de cofradía «torearían todas las dificultades que surjan.» Asimismo, Domínguez subrayó que “con esta celebración se recupera y recuerda la tradición y se reviven otras épocas en las que las mujeres reivindicaban su papel en la sociedad”.
Marina Alonso agradeció muy emocionada las cariñosas palabras del alcalde y manifestó su alegría y su deseo de que todas las mujeres sean felices. Por su parte, la presidenta de la cofradía de Santa Águeda, Mercedes Hernando, recordó a todas las águedas que debían de vivir la jornada festiva desde el respeto. “Espero que seamos una luz para Medina de Rioseco y vivamos el día con orden y respeto”, apostilló Hernando, mientras que las demás cofrades respondieron sus palabras con la frase televisiva de “Tú sí que vales”.
Tras la recepción en el Ayuntamiento, las águedas ataviadas con trajes regionales realizados artesanlamente por las propias mujeres, acudieron a misa a Santa María, desde donde partió la procesión con la imagen titular por las principales calles hasta el Arco de las Nieves acompañadas por un grupo de dulzaineros a ritmo de jotas y pasodobles.
Después de una comida de hermandad, la jornada festiva continuó por la tarde con el espectáculo El flamenco es alegría, a cargo de la compañía Sentidos con su bailaor Rubén Borjas en el Teatro Principal.
Fotografías por Fernando Fradejas y Teresa Castilviejo