
Decenas de fieles acompañaban este primer traslado que recorrió la calle Mayor para llegar hasta la iglesia de Santa María y Santiago donde se rezaron sendos misterios. El cortejo avanzó por la calle de la Doctrina y una nueva parada, esta vez delante de la antigua Ermita de la Paz.
Poco a poco, la Virgen de la Cruz, una talla de vestir originaria del convento de Santa Clara y que desde el año 2000 reposa en el Museo de Semana Santa, fue aproximándose hasta la antigua puerta amurallada del Arco Ajújar. Tras la finalización del rezo del rosario, se entonó la Salve. Finalmente la Virgen era colocada en el balcón, desde el que presidirá La Rodillada, un entrañable momento de la Pasión riosecana, donde los pasos muestras su veneración con una reverencia a la Virgen de la Cruz.
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