La Verbena ‘Las Acacias’; por Rosa Blanco


Texto y foto: Rosa Blanco

Por esta puerta entraban risas, anhelos, olores y sabores que han  impregnado nuestros recuerdos de un alborozo que perdura con sólo evocar la época en la que comenzaba la verbena, inicio de noches cálidas y todo tipo de promesas para quienes tuvimos ocasión de conocer este baile al aire libre.

De aquí salía la música con la que aprendimos a bailar. Un mismo repertorio diario de canciones que empezábamos a escuchar hacia las ocho de la tarde hasta medianoche, sin molestarnos su repetición sino más bien al contrario, pues nos complacía adivinar lo que sonaría a continuación de cada melodía.

Los fines de semana, que entonces denominábamos de fiesta, eran los grupos musicales riosecanos y otros foráneos quienes tocaban rock e interpretaban baladas que nosotros teníamos que bailar como correspondiera, es decir, suelto o agarrado, pero nunca al tun tun o sin ton ni son, siendo tan incomprensible bailar agarrado el black is black como bailar suelto je t´aime… moi non plus.

Luces tenues, refrescos, balbuceos amorosos y miradas fugaces al traspasar esta puerta abierta de par en par. Voces temblorosas o animadas, desesperación o estela triunfante guiaban nuestros pasos y acompasaban nuestro ánimo en cada canción, dando origen a la frase de moda entonces: “¿Bailas?”.

Por una de las rendijas he visto parte del escenario y de la pista, a menor escala, por esa extraña regla que rige al menos mi memoria, capaz de empequeñecer los espacios pero agrandar la dicha vivida allí. Las mismas florecillas blancas que caían de las acacias para adornar nuestro pelo o que delataban nuestra asistencia al baile y no donde habíamos dicho a nuestros padres que íbamos a estar.

Y a la salida de la verbena, ese trasiego constante de ir y venir con las amigas parloteando sin parar que nos llevaba a acompañarnos unas a otras, sin reparar en que al llegar a la meta señalada, iniciábamos otra en sentido inverso, siguiendo la trayectoria que considerábamos más razonable: “¡Ya, maja, ahora me acompañas tú, que yo te acabo de acompañarte a ti!”

share on: