La tradición de la Semana Santa desde muy pequeños


Marcos Santamaría Zúñiga tan sólo tiene dos años y medio pero por su sangre ya corre el veneno de la Semana Santa inoculado, como no podía ser de otra manera, por sus padres. Se aferra al palote de su paso, El Nazareno de Santiago, soñando con una lejana Semana Santa en el que pueda cargar con el peso del madero para cumplir con una centenaria tradición heredada de padres a hijos. Aunque él todavía no sea consciente está ya escribiendo una importante página en el libro de la Semana Santa riosecana, ese que se abrió hace cuatrocientos años y que afortundamente tiene todavía muchas hojas en blanco.

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