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José Ignacio Foces, que aunque no es de Rioseco (de Villavicencio de los Caballeros), ha ofrecido este sábado en la iglesia de Santa María un pregón muy cofrade y riosecano, que ha dedicado a la Virgen de la Soledad, y a su madre (con el mismo nombre); una dedicatoria que ha hecho extensiva al resto de las Madres de Rioseco.
El subdirector del Norte de Castilla ha compartido el secreto para acercarse a la Semana Santa de Medina de Rioseco: “Hay que vivirla, dejándose enseñar”. Foces, siguiendo el consejo de fray Carlos Amigo, dice que no hay que tratar de “comprender algunas cosas, sino de vivirlas”.
El periodista, muy conocedor de la Pasión riosecana, ha confesado al inicio de su pregón sentirse “impresionado, estremecido, sobrecogido, abrumado, conmovido y en plena agitación” ante tal encargo, que ha realizado “con la humildad por bandera, la fuerza que he pedido a Dios y prudencia para no hablar de lo que ustedes ya saben, sino informarles de cómo les vemos los demás y de lo que ustedes nos enseñan desde su Semana Santa y su vocación cofrade”.
José Ignacio Foces ante la talla de La Soledad explicó su elección: “Mi madre se llama Soledad y hoy siendo el Día del Padre, mi madre lleva toda la vida ejerciendo de madre y padre, porque una fatídica curva a la entrada de Fontihoyuelo se llevó la vida de mi progenitor cuatro meses antes de nacer yo”. Foces dice que este homenaje es extensivo “a todas las madres de Rioseco” porque ellas son “las encargadas de cuidar la Semana Santa”. “Siempre hay madres en los soportales al paso de los pasos, y en las filas, alumbrando la procesión. Y junto al Arco de Ajújar, acompañando a la Virgen de la Cruz en la Rodillada. La figura de la madre es nuclear en las procesiones riosecanas”, ha dicho.
“¡Oído, Rioseco!¡Oído!”. Así ha querido ir estructurando su pregón el periodista, quien también ha tenido palabras para los más pequeños: “Cada niño es un permanente medidor imaginario de la altura de cada puerta de las Iglesias y de la Capilla, pensando constantemente en cómo superar por ellas la salida de tal o cual Cristo, de tal o cual Virgen, de este o aquel tablero, cavilando cada segundo cómo sortear el paso de su Cristo entre los balcones de la Calle Mayor.”, ha testimoniando.
No se ha olvidado el pregonero de los sonidos en la Pasión riosecana: “Nada hay tan sobrecogedor como el silencio que se crea cuando el cadena golpea con su mano el tablero y grita “¡Oído, a rezar!”. Solo hay silencio”, o el “golpe de las horquillas sobre el suelo”, o el sonido “trágicamente templado” del tapetán y el del Pardal “el único que no entra a los riosecanos por los oídos, porque la trompeta del Pardal entra directamente al corazón”.
“Cada hijo de Medina de Rioseco es embajador de su ciudad, por nacimiento, convencimiento y ejercicio”, ha asegurado el periodista quien ha argumentado que “todos ustedes componen el mejor y más completo cuerpo diplomático del mundo”, del cual el decano” es Fray Carlos Amigo.
El pregonero ha cantado las “cualidades que adornan a los cofrades, en particular, y a los riosecanos, en general»: “Valor, orgullo, solidaridad, hermandad, auxilio, atención, equilibrio, honor e, incluso, democracia”. Para Foces “lo más democrático, lo que iguala a todos, es un tablero de cualquiera de los pasos. Con los tacos de madera que se colocan para cargarlo. El tablero procesional es la mayor garantía de igualdad entre los cofrades”.
Emocionado ha recordado que “magistral es la lección que transmiten sobre el honor, porque no hay mayor distinción similar a la de sacar tu paso”. “El pañuelo es la seña de identidad del cofrade”, ha apuntado. “El pañuelo marca el antes, el durante y el después de la procesión. El pañuelo muestra el orgullo de pertenencia a la cofradía y la antesala de la túnica. Y la túnica es la prenda que acompaña al cofrade de la cuna a la sepultura, con parada bajo el tablero. En Rioseco se nace con la túnica y es esta la vestimenta con la que va uno a encontrarse con Dios al final de su vida”.
Por último, ha definido la capilla de los Pasos Grandes como “el corazón del gran cuerpo de la Semana santa que es todo en Rioseco”. “Ese corazón ofrece el pálpito de toda la ciudad y muestra emociones, sensaciones, imágenes e impresiones”. Foces se ha despedido en el altar de la iglesia de Santa María gritando “a los cuatro vientos”. “¡Es Semana Santa en la Ciudad de los Almirantes, es Semana Santa en la Jerusalén de Castilla!”.