La semana de la Constitución en Rioseco


José Antonio Pizarro García

La Constitución cuestionada cada vez con más intensidad en diferentes foros; en determinados aspectos y regiones, incumplida. El Congreso de los Diputados rodeado, e intento por parte de los manifestantes de tomarle  al grito de “no nos representan”. Pasos decididos hacía la secesión en Cataluña. En el País Vasco, Bildu con mucho poder en las instituciones (en el Ayuntamiento de San Sebastian y la Diputación de Guipúzcoa el día 6 de diciembre ha sido laborable…). A la celebración de la fiesta  en el Senado faltaron la mitad de los presidentes autonómicos… Según una encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) una mayoría de los españoles desconoce la Constitución, están insatisfechos con el funcionamiento de la democracia y su texto fundamental.  Los partidos políticos discrepan sobre la conveniencia o no de reformarla y, en este caso, hasta dónde.

La ofuscación por la tremenda crisis económica y política que  tiene al país metido en un pozo  dificulta mirar al pasado con perspectiva para recordar las trágicas consecuencias de la brevedad y quiebra de ocho Constituciones en el siglo XIX,  y la de 1931. Cómo si el problema estuviese en los textos y no en su correcta aplicación por gobernantes competentes  e interpretación por jueces apolíticos.

Rioseco viene celebrando desde hace muchos años la llamada Semana de la Constitución. Loable empeño en el que conviene insistir y profundizar. Ahora que se ha puesto tan de moda  en la ciudad las reuniones festivas de quintos -con  grupos que solo de oídas saben lo que fue la  mili, mujeres incluidas- convendría que en el futuro, dentro de la conmemoración constitucional, se reúna  a todos los riosecanos que en el transcurso del año cumplan la mayoría de edad.

En un encuentro similar al que mantiene el Club de Lectura García Escobar, comentar los aspectos más destacados de la Carta Magna, o alguno de los libros -la lista es amplia- que la han glosado con acierto. En acto abierto  al público, acompañado con  refrescos, buen Ribera y jamón (estos asuntos convienes abordarles de manera amena y el cuerpo entonado; no se trata de convertir el Ayuntamiento – de la noche  a la mañana- en la Academia de Platón), tal vez  arraigue un poco la simiente constitucionalista…

El  día 6, en el acto del teatro, hágaseles  entrega a esos jóvenes de un ejemplar de la Constitución;  a modo de presentación en sociedad como ciudadanos con  plenitud de derechos y obligaciones.  Una especie de Jura de Bandera civil, cívica, legal, sin uniformes ni promesas. Un acto sencillo pero cargado de simbolismo.

La sugerencia se formula con toda cautela, y temor  a peligrosos efectos colaterales. Esos riosecanos podrán leer, por ejemplo, que “los poderes públicos promoverán y tutelaran el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho”.  Escuchar acto seguido el himno de Rioseco, puede sumirles en  una  perplejidad  profunda y crónica.

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