La riosecana María del Carmen del Rey gana mayo

Su relato 'El secreto del desván' narra una cruda historia inspirada en la imagen de un viejo y polvoriento desván, del fotógrafo Fernando Fradejas

El Concurso de Microcuentos No te enrolles que convoca La Voz de Rioseco sigue su curso. El jurado falló el ganador del mes de mayo que ha recaído en el microcuento El secreto del desván de la riosecano María del Carmen del Rey del Amo, inspirado en la fotografía de nuestro colaborador Fernando Fradejas. El trabajo ganador narra una cruel historia al hilo de la imagen de un polvoriento y viejo desván. El jurado valoró la originalidad del texto y la fuerza del argumento logrado en menos de 200 palabras. La ganadora, que ha recibido como obsequio el libro El fulgor de la ceniza, del riosecano Fernando Pizarro y un diploma conmemorativo, pasará a la gran final que se desarrollará en el mes de diciembre con el resto de trabajaos ganadores de cada mes. Competirá por un premio final de 300 euros. María del Carmen del Rey, se mostró “sorprendida, orgullosa muy contenta” cuando conoció la noticia y a animó a todos los lectores de La Voz a que participen. “Si tienen un momento de inspiración que se pongan a escribir”, aseguró, del Rey que firmó su trabajo bajo el pseudónimo de Ladywoman y quien confesó que no era la primera vez que se presntaba al No te enrolles.

El secreto del desván
Cuando me llamaron y me dijeron con esa voz tan ronca pero a la vez tan serena «es usted la heredera», no me lo podía creer, volver a ese lugar para mí era algo horrible, habían pasado muchos años pero todo seguía en mi mente intacto; esa casa significó mucho en mi niñez, pero esa persona se encargó de teñir de negro todos los momentos bonitos vividos en ella.
Dios mío el desván de mi abuela, tantos juegos, tantos recuerdos… pero algunos fríos y empañados como aquellas noches oscuras que resquebrajaban mi alma.
Yo no sabía lo que hacía, pero el sí; sólo recuerdo que no me gustaba, me parecía repugnante, a lo cual él me decía, «no pasa nada es un juego y es nuestro secreto, solo nuestro…»el secreto del desván».
Cuando cumplí 16 el murió, era mi sangre, pero me alegré. Nosotros nos mudamos a otro pueblo y allí intenté olvidar, derramé tantas lágrimas…, mis padres nunca supieron, yo callé, y él se llevó el secreto a la tumba, pero la abuela…, creo que siempre lo intuyó.
Ahora miro y veo esa capa de polvo que todo lo cubre…»Todo no».
Ladywoman

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