
La primera parada tuvo lugar en la calle de Castilviejo, donde los cofrades desmontaron las andas del Cristo para que su traslado fuera más cómodo. Una oración de despedida para los fieles que no pudieron acercarse hasta la ermita, y a continuación el traslado tomaba la pequeña carretera que conduce al santuario mariano.
Los cánticos y el rezo de rosario se sucedieron durante todo cortejo que a medio camino vio como anochecía para llegar hasta la ermita prácticamente a oscuras. Tras colocar las dos tallas en el altar mayor y el rezo de la salve se dio por concluida esta jornada, a la espera de que hoy tenga lugar el día grande, en la festividad de la patrona la Virgen de Castilviejo, con la misa, procesión y posteriormente las populares comidas campestres. Por cierto, José Manuel González, desde este domingo nuevo sacerdote, será el encargado de celebrar la eucaristía, la que será su primera misa ya como cura.
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