La inoportuna lluvia no apaga la exitosa Noche de las Musas

El mal tiempo obligó a que el concierto de cierre del III Curso Nacional de Música se trasladará al interior de San Francisco que se llenó para la ocasión

Laura Alonso Guerra. Fotos:José Ignacio Santamaría/Fernando Fradejas

La lluvia que, a priori, parecía que iba a terminar de un plumazo con el acto, no apago ni las velas, ni las ilusiones, ni las ganas de los que ya habían vivido esta experiencia el año pasado, así como la curiosidad de los que se acercaron a San Francisco para vivir por primera vez la Noche de las Musas. Una velada mágica en la que la melódica sinfonía de la banda da paso, con la tenue luz de las velas, a la libre entrada a los museos.

La de este sábado, día 13 de julio, fue la tercera cita consecutiva que la banda municipal de Medina de Rioseco, acompañada por los alumnos y profesores partícipes en el curso estival de música celebrado en la localidad, se da con riosecanos y foráneos en el museo convento de San Francisco, con motivo de la clausura del Curso Nacional de Música. La tormenta y las fuertes lluvias hicieron que el escenario, esta vez, fuese el interior del convento-museo y no el claustro exterior que estaba totalmente preparado para acoger este acontecimiento.

La banda desató un auténtico terremoto, convirtiéndose cada uno de sus componentes con su instrumento en una fuente de la que emanaron un sinfín de nuevos sonidos y melodías que al unísono lo mismo evocaban con un lenguaje totalmente cinematográfico un mundo de dragones, islas desiertas y piratas – con Paradise y Leyenda del Maracaibo– que se arrancaban por un pasodoble español y castellano –Vallisoletana y Ronda en Castilla-. Los más pequeños de esta tercera edición del curso de música estival acompañaron a la banda con una composición para niños, El Caracol MI-FA-SOL. Y es que se trata de una agrupación muy versátil. “Podemos interpretar tanto música sinfónica y de auditorio como de música a pie de calle”, asegura el director del curso, José Luis Rodríguez. Sus movimientos limpios y seguidos con la batuta sumergían a los espectadores en una auténtica montaña rusa de sentimientos y sensaciones. Un auténtico deleite para los oídos de los asistentes, que disfrutaron de principio a fin.

A pesar de que las condiciones climatológicas no acompañaban, gracias a la colaboración de vecinos voluntarios los balcones de la calle Mayor alumbraron las soportaladas rúas y, a pesar de que sí que se noto cierta diferencia con respecto al año anterior que se llegó a las mil personas, la afluencia fue bastante buena. “Es una pasada la gente que ha venido con el día que nos ha tocado”, aseguró José Luis Rodríguez, director también de la Banda de Música de Rioseco. A las puertas del museo se formó una de esas colas que se crean en las grandes ocasiones. Sólo hubo que esperar unos minutos para que la oscuridad diese paso a la luz y el silencio a la música, para comprobar que el frío, la lluvia y la espera habían merecido la pena. Incluso en el claustro del compás y en el interior de la iglesia algunas velas dibujaban formas musicales y ambientaban el prólogo.

Las blancas bóevadas de San Francisco, sus yeserías, su imponente y dorado altar mayor, la hora nocturna, el olor a lluvia de verano, la suave brisa, el heterogéneo público, la oscuridad, la tenue luz de las velas, los aplausos y las notas de los instrumentos se conjugaron para hacer de este concierto que suponía el colofón a una dura pero divertida semana de trabajo, esfuerzo y dedicación una velada única e irrepetible. Los músicos estuvieron brillantes. Así lo entendieron los asistentes que les premiaron con largos y fuertes aplausos. Una experiencia única que no dejó indiferente a ninguno de los presentes que no dudaron en inmortalizar con sus cámaras cada uno de los movimientos tanto del director como de los componentes de la banda, con un sinfín de fotografías.

Las caras de ilusión de pequeños y mayores reflejaban las ganas que le habían puesto durante toda la semana a esta actuación, en la que no sólo hubo derroche de técnica y precisión, sino también de sentimiento, de oficio, de dedicación, de arte, de manejo. José Luis Rodríguez afirma que “la cara de felicidad y satisfacción de los niños recompensa todo el empeño y esfuerzo” que le han puesto. Una velada calificada por el concejal de Cultura del Ayuntamiento de la localidad, David Esteban, como “un nuevo éxito a pesar de las adversidades del clima, contra las que se puede hacer muy poco”. La afluencia de público hace que veladas de este tipo de vayan consolidando y, por supuesto, tal y como afirma el director de la banda, “animan a seguir trabajando y mejorando”.

A su vez, muchos de los que han acudido a los diferentes conciertos programados muestran su sorpresa al descubrir la magia que desprende un concierto como este en un escenario como San Francisco y animan la escuela de música Tierra de Campos y al Ayuntamiento que sigan apostando por este tipo de eventos, sobre todo en el periodo estival. Es, sin duda alguna, una iniciativa que ofrece una alternativa de ocio a la vez que difunde y fomenta la cultura musical de la localidad.

Terminado el concierto y tras unas emotivas palabras de Diego Fernández Magdaleno, Premio Nacional de Música y nombrado recientemente Hijo Predilecto de la localidad, se dio paso a la segunda edición de jornada de puertas abiertas de los museos de la localidad.

Cien alumnos convierten a Rioseco en la capital de la música.
Este concierto es tan solo una parte de toda una semana llena de actividades. Supone el colofón de la tercera edición del curso de música nacional de Medina de Rioseco que ha aglutinado este año a cien alumnos de múltiples localidades de la geografía española. Ha sido una semana de ocio y trabajo muy productiva y provechosa. Una semana en la que los alumnos han crecido musicalmente a la vez que han disfrutado del patrimonio y la gastronomía de la ciudad de los Almirantes, así como de las diferentes actividades deportivas que han desarrollado tanto en el canal como en las piscinas municipales. Para David Esteban, “el balance general es muy bueno porque hemos captado alumnos de otras regiones y hemos incorporado instrumentos. Además los alumnos de la escuela a pesar de que este tipo de semanas son muy duras, han disfrutado mucho”. Aunque las sensaciones son muy satisfactorias, siempre hay detalles que se pueden mejorar y tal y como apunta el concejal “ya tenemos una serie de cosas apuntadas”. Lo que sí tiene claro José Luis Rodríguez, alma mater de este curso, es que tendrá continuidad el próximo año. “Por supuesto, seguiremos otro año más caminando en la senda de la música y con la misma ilusión”, concluye.

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