
De lo primero es ejemplo Fernando Fernández Titi, uno de los propietarios del Bar Nelson, que año tras año, al llegar los días previos a la Semana Santa, cuelga su recopilación de imágenes de antaño salidas de su propia colección y de préstamos de cofrades riosecanos.
De lo segundo da cuenta esta fotografía, tomada una mañana de Viernes Santo, a principios del siglo XX, en la añorada y desaparecida Procesión de La Pasión. El Ceomico (o Eccehomico) hace un poso ante la Virgen de la Cruz situada en el Arco de Ajújar. Un fotógrafo se acerca a recoger la instantánea de la imagen con la Calle de los Cueros y la torre de Santa María al fondo. Y sin darse cuenta se ve rodeado de decenas de niños, todos dispuestos compartir protagonismo en la instantánea, hasta tal punto que hasta llegan a tapar a los hermanos que cargan con la sagrada imagen.
Muchos decenios después esa ilusión por pasar a la posteridad a través de una fotografía sigue siendo la misma. Y si no, no hay más que ver la sonrisa al contemplar una imagen antigua junto al propietario que va desgranando los nombres y apodos de los retratados. O la avidez con que el domingo de Juntas los cofrades, tras recibir la revista editada por la Junta de Cofradías, recorren página por página para encontrar en las ilustraciones a familiares y conocidos, y como no, a ellos mismos.
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