Como es habitual, el domingo siguiente a la celebración de la Virgen de Castilviejo, riosecanos y cofrades han vuelto a congregarse en la pradera del santuario de la patrona para celebrar una romería en honor al Cristo. El número de devotos ha sido menor que el pasado domingo, pero aún así la iglesia estaba abarrotada, aunque apenas una decena de familias habían instalado sus mesas para pasar un día campestre en la pradera de la ermita.

Seguidamente los cofrades de la hermandad del Cristo de Castilviejo y las autoridades, entre los que se encontraban el alcalde y algunos concejales fueron invitados al tradicional refresco ofrecido por el mayordomo. Este año el honor de servir el paso ha recaído sobre Jesús Vicente Brezmes. “Llevo más de 30 años perteneciendo a esta cofradía y es para mí un orgullo ser el mayordomo”, aseguraba ilusionado.
No es la primera vez que Jesús Vicente ostenta este cargo en una hermandad riosecana, “serví hace unos años La Desnudez y si Dios quiere serviré La Escalera dentro de seis años”, confesaba. No obstante, tal y como aseguró es muy diferente portar la vara del Cristo que de cualquier paso de Semana Santa. “Las responsabilidades que tiene un mayordomo en una hermandad de Semana Santa son muchas más que en la del Cristo, en esta a parte de la misa, la procesión y el posterior refresco no hay ningún acto más”, concluyó Brezmes.
Bendición del retablo del Cristo de Castilviejo, ya restaurado
La mayor novedad con la que ha contado la celebración en esta ocasión ha sido la bendición del retablo del Cristo, que ha sido restaurado en los últimos meses. El presidente de la Cofradía, Antonio Herrera, quien dijo sentirse «orgulloso» de pertenecer a esta hermandad y de presentar la restauración y puesta en valor de este bien, agradeció a todas las instituciones y personas que han colaborado. No obstante, Herrera pidió más ayudas económicas para sufragar los 26.000 euros que ha costado la rehabilitación.
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