La familia Del Nero: los ricos florentines de Rioseco (III)


Teresa Casquete Rodríguez y Marcial Castro Sánchez

Divina Comedia que fue propiedad de Piero del Nero, primo de Francisco del Nero Villarroel, hoy en la Biblioteca Nacional de Florencia.

De Francisco del Nero Villarroel, hijo y sucesor en el mayorazgo de Antonio del Nero Bazán -al que hicimos mención en el anterior reportaje-  apenas tenemos unos pocos datos. Sabemos que se casó en segundas nupcias con  Ana de Espinosa Villarroel, perteneciente a la conocida y adinerada saga riosecana de los Espinosa, también mercaderes y sagaces negociantes, con ascendencia judeoconversa. También que durante un tiempo residió en Italia y estuvo al servicio de Leonor de Toledo, mujer de Cosme I de’ Medici, elegante española retratada tan magníficamente en 1545 por Bronzino. Como buen hidalgo y siguiendo los pasos de su padre, fue aficionado a la caza con halcones, falleciendo en torno al 1610 en Medina de Rioseco, donde fue enterrado.

Su hijo heredó el cargo de embajador de la Toscana en España, el mayorazgo y nombre, puesto que también se llamó Francisco, Francisco del Nero Espinosa. Fue bautizado en la riosecana parroquia de Santa Cruz el 18 de diciembre de 1578, pero no fue el primogénito, ese cargo lo ocupó su hermano Antonio hasta su prematura muerte. Por causa precisamente, de ser el segundón de la familia, su padre determinó enviarle a Italia para que se educara con su primo Piero del Nero y su mujer, Elena Bonsi. Allí creció rodeado del refinado ambiente de la corte florentina, en la que se mezclaban las poderosas familias cercanas al papado, los artistas, los escritores y los filósofos. En su casa permaneció hasta 1596, en que el primo Piero, tuvo que salir de viaje a Francia y como no era cuestión de quedarse a solas con su mujer en casa (lo que daría lugar a habladurías, chismes y cotilleos), Francisco del Nero pasó a vivir con el sobrino de ésta, Pietro Bonsi. Al enterarse el hermano de Piero del Nero de la situación del riosecano, le pidió que fuera a vivir con él. Éste, se llamaba Fray Bernardo del Nero y era obispo de Bisignano y a falta de familiares más cercanos, decidió nombrar a Francesco heredero de buena parte de su fortuna. En 1600, con motivo del Año Santo, Francisco del Nero pasó a estudiar en un colegio de Roma y a vivir allí en casa del Cardenal Alessandro de’ Medici, (primo carnal de su primo Piero del Nero) y que en 1605 fue nombrado Papa León XI.

La inesperada muerte de su hermano mayor, Antonio, que le nombró heredero de toda su fortuna, truncó su carrera en Italia y le obligó a volver a Medina de Rioseco, para hacerse cargo de los negocios familiares. En nuestra ciudad contrajo matrimonio en 1601, en la iglesia de Santa María, con Isabel de Escobar Pinto (también conocida como Isabel Pinto de Escobar), procedente de otras dos conocidos linajes riosecanos de mercaderes. Fue Familiar del Santo Oficio y gracias al pleito que mantuvo con la localidad palentina de Castil de Vela, en el que defendía su estatus de hidalgo y su derecho a no pagar impuestos como pechero, conocemos hoy muchos datos de la historia de su familia.

Palacio de los Del Nero en Florencia, junto al río Arno y el Ponte alle Grazie

Tuvo al menos 12 hijos, todos ellos nacidos en Medina de Rioseco, uno de ellos fue Francisco Bernardo del Nero, casado con Isabel Morán de la Estrella y que se trasladó a vivir a Toro, ciudad de la que su hijo Juan fue Regidor Perpetuo. Su nieta Isabel se casó con el riosecano Juan Nuñez Portocarrero, del conocido linaje de los Núñez.

Su hijo mayor y heredero fue Antonio del Nero Escobar, nacido en Medina de Rioseco, ciudad en la que contrajo matrimonio con Manuela Santoyo y Pimentel, con la que tuvo diez hijos. Tan sólo sabemos de él que fue íntimo amigo del conocido teólogo y poeta Fray Basilio Ponce de León, sobrino de Fray Luis de León. En 1630 se publicó el libro “Fama póstuma del Doctíssimo Reverendo P.M.F. Basilio Ponce del León, honor de España…”, en el que se recogían varios sonetos de sus amistades y admiradores, entre ellos uno escrito por nuestro Antonio del Nero cuyos primeros versos decían “Bacía la luz el rutilante Febo…”.

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