La familia Del Nero. Los ricos florentines de Rioseco (II)


Por Teresa Casquete Rodríguez y Marcial Castro Sánchez

Retrato de un miembro de la familia Del Nero, realizado por Andrea del Castagno entre 1450-57, hoy en la National Gallery de Washington.

En el anterior capítulo relatamos como Francisco Bernardo del Nero, fue el primero de este linaje llegado a España en 1480 y a Medina de Rioseco, de donde fue corregidor. En Italia quedaron sus hermanos Niccolò, Marco, Matteo, Zanobi y Simone y de éste último, casado con Maddalena della Tossa, descendieron los barones del Nero italianos. Francisco Bernardo compró unas casas en Medina de Rioseco a finales del siglo XV, porque en esos momentos Rioseco era uno de los centros económicos más importantes de Europa y a todo hombre de negocios que se preciara de ello –como era el caso de nuestro Francisco Bernardo- le convenía tener allí una sede para desarrollarlos.

Tales negocios consistían en la importación a Castilla de telas de lujo traídas de Florencia (brocados, terciopelos, etc). En Medina de Rioseco tenía tratos con otro comerciante dedicado a las lanas y ya conocido por los lectores de este diario: Gonzalo Pinto El Viejo y en Valladolid actuaba junto a su hermano Niccolò, que viajo en repetidas veces a la corte española. Por documentos guardados hoy en la Real Chancillería de Valladolid, sabemos que en 1494, la reina Isabel La Católica le compró unas mantas y unos rasos como regalo para el embajador de Portugal, por valor de 222.740 maravedíes. Y que junto a otros mercaderes, el año anterior había prestado a los monarcas 530.000 maravedíes para sufragar la guerra de la reconquista de Granada.

Las cifras son abrumadoras, pero no lo son tanto si tenemos en cuenta que había aportado al matrimonio 1.700.000 maravedíes como dote, prometiendo añadir a ellos 1.000 castellanos de oro.

Murió en 1518, dejando diez hijos, entre ellos Jerónimo del Nero, arcediano de Alba y Salamanca y Bernardo o Bernardino del Nero, Virrey del Abruzzo.

Su sucesor en el mayorazgo, en los negocios y en el cargo de Embajador de la Toscana en la Corte española, fue Antonio del Nero Bazán. Se desconoce su lugar de nacimiento, aunque por un pleito de su nieto, se sabe que falleció en torno a 1580 y que fue enterrado en la iglesia de Santa María de Medina de Rioseco. Fue mayordomo (cargo honorífico) del Almirante Luis I Enríquez de Cabrera y junto a su hijo, en 1556, estuvo implicado en una reyerta con unos vecinos de Castrofuerte, a quienes acuchillaron y dejaron al borde de la muerte.

De este pendenciero personaje sabemos por los testigos de Rioseco que comparecieron en el pleito del nieto, que era gran aficionado a la caza y poseía por ello, una buena colección de caballos, perros y azores. Según el relato de estos testigos, los niños riosecanos se sentían maravillados por estas aves y Antonio del Nero, les permitía que pasaran al interior de su casa para contemplarlos. Parece ser que nuestros paisanos le apodaban el Florentín Rico o el Rico Florentín (de lejos nos viene a los riosecanos la afición a los motes), y los niños le cantaban a su paso por las calles de Rioseco la copla:

Antonio del Nero,
el buen caballero,
rocín de madero…

y él dependiendo del humor del día, bien reñía a los chiquillos o se reía con sus gracias.

Se casó con Luisa de Villarroel, hija del comendador del mismo nombre y le sucedió en el mayorazgo riosecano Francisco del Nero Villarroel.

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