La entrañable fiesta vecinal de la Virgen de las Nieves


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

A las fiestas de San Juan le siguen en el calendario riosecano un rosario de pequeños festejos que se van desgranando a lo largo del verano y otorgando a las calles y plazas de la ciudad un ambiente alegre, entre cohetes, música popular, limonadas y procesiones (imprescindibles para cualquier riosecano que se precie, como todos sabemos).

San Cristóbal encabeza la lista, le sigue Santiago (recientemente recuperada) una vez desaparecidas la fiesta del 18 de julio de las Casas Nuevas y la del Carmen del barrio del mismo nombre. Continuamos con San Roque y su hoguera y terminamos con Las Nieves, antes de rematar con Castilviejo y cerrar el año con la otoñal del Cristo de las Puertas.

Una de las más entrañables y quizá la que mejor ha sabido conservar ese ambiente de fiesta vecinal de toda la vida, es la de la Virgen de las Nieves, patrona de todo un barrio y de cuantos viven en torno a la calle Almirantes, La Cuesta, La Costanilla y Fuera Villa. Y milagrosa protectora de los que, durante décadas, decidieron  desafiar las leyes de la gravedad subiendo a la ermita, por unas estrechas escaleras de piedra, sin barandilla alguna, y a la vez que otros las bajaban. Una fiesta, de las Nieves, con un programa de actos tan completo que en ocasiones ha llegado a superar a los de muchos pueblos de la comarca. Ese ambiente festivo y esa devoción a la Virgen vestida de blanco se reflejan en las dos fotografías de este reportaje, en las que puede verse una verbena y a tres de sus vecinos (Jesús Margareto Brizuela, Isaac Alonso Fernández y Josefa Viñas) junto al retablo de su patrona.

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