El pasado año la lluvia obligó a suspender la procesión del Corpus Christi de Medina de Rioseco. En la edición del 2017, el intenso calor achicharró la preciosa custodia de Juan de Arfe, a los niños de comunión y a los fieles que estoicamente aguantaron temperaturas cercanas a los 40º.

El primer destino de la procesión fue el atrio de la iglesia de Santa Cruz. Un magnífico altar, con el frontal de plata y la imagen de María Magdalena, presidía la escena. Un grupo de recién nacidos esperaban la bendición del párroco; al paso de la custodia –una de las joyas artísticas de la ciudad- una lluvia de pétalos de flores ofrecía una imagen solemne al desfile.
Tras alcanzar la plaza y la calle de los Lienzos, se llegaba a otro de los altares instalados en el atrio plateresco de la Iglesia de Santiago, donde otros bebés recibían también la bendición sacerdotal. La procesión terminó, de nuevo, en la iglesia de Santa María donde los fieles se resguardaban del sol de justicia.
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