La festividad del Corpus Christi es uno de los días grandes en Medina de Rioseco. El domingo amaneció soleado aunque ventoso en la localidad que, al filo de una de la tarde tras una solemne eucaristía, recibía en sus calles una de las joyas del patrimonio riosecano: la custodia de Arfe.
Setenta kilos de una fina labor de orfebrería en plata del siglo XVI, que lució en una procesión en la que participaron los niños y niñas que hace tan solo unas semanas hacían su primera comunión. Lanzando pétalos de rosa y romero precedía al cortejo, que partió de la iglesia de Santa María, en una restaurada carroza, y que tuvo su primera parada frente a la iglesia de Santa Cruz.
Allí, en su atrio, en un altar instalado para la ocasión, mas de una docena de bebés esperaban la bendición del párroco, que tomó la hostia consagrada que viaja alojada en la custodia. Fue uno de los momentos más emotivos, aunque algunos de los pequeños riosecanos recibieron la bendición con algún que otro llanto.
La Banda Municipal de Música amenizó la procesión que llegó hasta la Plaza Mayor, para proseguir por la calle de los Lienzos. En los balcones, algunas banderas de España, colchas y otros ornatos, y desde algunos caían pétalos de flores. Incluso en una vivienda lucía un pequeño altar para la ocasión. El desfile continúo por la calle Mediana hasta recalar, de nuevo, en la iglesia de Santa María donde finalizaba la celebración del Corpus Christi, o la fiesta cristiana del cuerpo y la sangre de Jesucristo.